❝𝐂𝐡𝐚𝐧𝐭𝐚𝐣𝐞❞

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Los chantajes eran algo habitual entre ellos, en especial siendo por parte del azabache, que siempre quería que se hiciera todo como él quería y no dudaría en chantajear a su marido con algo para que no saliera.

Negas estaba de mal humor como siempre, y Pinchimono estaba bebiendo en la cocina una mezcla de coñac con sangre putrefacta.

Para mala suerte del castaño, el azabache se le acercó con su pestilencia a alcohol, sangre y carne podrida...

El castaño tenía en planes ir a jugar Xbox a casa de Ñoñostacio, esto desde hace una semana, tenía todo planeado, se la pasaría bien este día, estaba ya solo guardando el dinero en sus bolsillos y acomodándose la sudadera.

—Amor~

Hablo el azabache con ese tono de picardía, como solía hacerlo cuando quería algo, Negas ya sabia que esto era una trampa. Aunque el azabache lo tomaba de la cadera, colocándolo hacia atrás, pegado a su torso.

—¿Qué quieres?

Pregunto fríamente, sin mirarlo a la cara, sabía a la perfección que ya estaba haciendo cara de perrito llorón.

—¿A dónde vas?

Pregunto, mientras sujetaba más fuerte su cadera y besaba su cuello, poniéndolo en una situación algo incómoda.

—A casa del pinche Ñoñostacio, vamos a jugar Xbox, nene.

Hablo normal, pero, sin mirarle ni un segundo.

—Oh... pero, te había preparado la cena y quería que viéramos una película juntos... 

El azabache parecía triste al mencionarlo.

Negas se cuestionó un poco, ¿qué era más importante? ¿Quedarse con su esposo con quien lleva ya 6 años casado o con ir a jugar videojuegos con el ñoño con quien se lleva "bien"?

—Bueno, me quedaré contigo, cielo, solo déjame avisarle a Ñoñostacio. 

Toda la tarde fue linda, transcurrió bien en lo que cabe de la palabra, muy romántico todo el pedo, cenaron la comida favorita de Negas, vieron una película, jugaron videojuegos y se durmieron juntitos... como cuando aún eran novios.

Pero después de todo, esto había sido un chantaje para que Negas no saliera y él lo sabía, pero, no dejaba de amar a Pinchimono y su manera tan atenta de ser.

Pasaron un día tan lindo, que no podía ser cambiado por nada, las caricias y revivir esos años tan hermosos en solo una noche, eso no se lo quitaría nadie.

V I O L E N T O M E T R ODonde viven las historias. Descúbrelo ahora