4. ¿Ángel de la muerte o humano?

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Hay que afrontar las consecuencias de nuestros actos,
tanto si hicimos lo bueno como lo malo,
o si simplemente no fuimos sensatos
y cometimos un error que daño algo

K410 (Krista)

—¿Sabes porque te llamé? —pregunta mi jefa.

Ella me ha llamado a su oficina tan pronto como ocurrió el incidente de L709. Y su rostro serio es tan solo un presagio de que algo muy malo esta a punto de pasar.

—Tengo una idea —contesto con simpleza, tratando de restarle importancia a la situación—. Los humanos son cada vez más creativos, parece que siempre encuentran formas ingeniosas de evitar a la muerte.

—Eres todo una veterana y parece que aún no lo sabes —dice M5320 mientras se acomoda en su asiento—. Cuando un humano va a tener una experiencia cercana a la muerte se envía a un ángel de memorias para borrar sus recuerdos de esa... experiencia —explica, tratándome como si fuera una novata en su siglo de entrenamiento—. Si ningún medio puede lograr que dicho humano escape de la muerte, se envía a un ángel de la muerte, ¿sabes lo que significa eso?

—Significa que esa chica no debería de haber sobrevivido —suelto.

—¡Exacto! —exclama de forma exagerado—. Pero lo hizo, la chica sigue con vida. ¿Tienes una idea de lo difícil que fue enviar a un ángel de memorias de último momento? Seguramente sus recuerdos no lograron ser borrados del todo.

No respondo. En este punto, no hay nada que pueda decir o hacer para mejorar la situación. Ahora mismo todo es un completo desastre.

—¿Sabes si L709 está teniendo dudas sobre su trabajo? —pregunta, mirándome fijamente.

—¿Por qué debería saberlo? —contesto, tratando de evadir su pregunta.

—Porque eres su tutora, la ángel encargada de capacitar al novato —empieza a enlistar—, además, parece que te has encariñado con él. Aparentemente son buenos amigos.

—Eso no es cierto —niego rápidamente—. ¿No fuiste tú precisamente la que dijo que seres como nosotros no pueden tener sentimientos?

—¿Lo dices por lo que pasó con S245?

La frialdad con la que expresa esa pregunta sería capaz de congelar toda la habitación, mientras una ráfaga de dolorosos recuerdos pasan por mi cabeza, con la intención de destruirlo todo dentro de mí.

—Fuiste tu la que la mencionaste, no yo —digo. Y mis palabras suenan como una advertencia para hacer que se detenga.

—Ese chico es el reemplazo de S245 —explica—. Ella y tú tenían una especie de conexión y ahora que ella ya no está parece que quieres acercarte a él.

—L709 no es S245 —aclaro con firmeza. Ni importa como lo vea, ellos dos son angeles completamente diferentes. Dos personas con distintos ideales y pensamientos.

—Tal vez no sean los mismos ángeles, pero ella tenía sus dudas y ahora él también las tiene.

—Él no tiene dudas —insisto, tratando de cubrirlo.

—Soy la jefa de este lugar —recalca, levantando la voz—. Sé todo lo que pasa en mi zona de trabajo, sé si alguien se esfuerza, sé si alguien tiene dudas y aún más importante, sé cuando alguien comete un error.

La tensión entre nosotras es cortada de golpe por el sonido de alguien abriendo la puerta.

—Jefa, soy yo.

Es la voz de L709.

—Pasa y siéntate —indica, señalando el asiento a mi lado.

Un L709 nervioso, entra a la habitación y hace lo que le indicaron, pero más que asustado, parece expectante.

—Recibí el reporte de lo que pasó, L709 —explica M5320—. En resumen, una chica que debía morir sigue con vida. No hay manera de tomar su alma hasta que vuelva a morir, quien sabe en cuanto tiempo.

—No es tan grave como parece —intervengo, tratando de calmar la situación—. Los humanos son torpes y cada día encuentran una manera más tonta de morir. La chica no tardará en regresar a los brazos de la muerte.

—Ese no es el problema —aclara M5320, señalando a L709—. Él cometió un error. Los ángeles de la muerte no pueden cometer errores, porque si lo hacen, ponen en peligro a las almas a las que guían.

—Esperen —interrumpe L709, mientras parece que los recuerdos invaden su mente—. Si cometí un error, ¿significa que estoy vivo? ¿qué soy humano?

No sé de dónde habrá sacado esas ideas, pero es claro que no está en sus cabales y sus comentarios no lo estan ayudando. Si sigue así, terminará justo como S245.

—Eso depende de ti —contesta M5320—. Vete, resuelve tus dudas, y cuando hayas hecho eso, regresa si debes de hacerlo, o no lo hagas. Es tu decisión.

—¡Jefa! —grito, poniéndome de pie. Una sensación de deja vu recorre mi cuerpo y un mal presentimiento de apodera de mí—. ¡No puede hacer eso!

—Si puedo —exclama ella, acercándose a L709—. Ahora ten un buen viaje —dice, para después tocarlo con el dedo índice.

En un instante, él desaparece enfrente de mí, como si nunca hubiera estado ahí antes. Su esencia de desvanece y se vuelve uno con el aire, alejándolo por completo de mi vista.

—¡¿Por qué hiciste eso?! —exclamo con la impotencia corriendo nuevamente por mis venas—. ¡¿Por qué delante de mi?!

—Cuando pasó lo de S245, lo hice a tus espaldas y te enojaste. Lo hago delante tuyo y también te enojas, no lo entiendo.

No puedo argumentar nada contra eso. Ella esta a cargo, ella sabe lo que debe hacer y yo también. Pero ya me estoy cansando de solo mirar como los demás desaparecen a mi alrededor y me dejan atrás.

—Yo también tengo dudas.

—Eso no es cierto —asegura mi jefa—. Te conozco y tu también te conoces. Eres un ángel de la muerte muy eficiente, sabes cual es tu trabajo y lo haces. Si tuviéramos empleado del mes, definitivamente el puesto sería tuyo.

—Tienes razón, soy demasiado lista como para tener dudas —respondo con desdén, a lo que ella responde con una risilla—. Pero he cometido errores, tal vez mucho más graves que los de él.

—Tu historial es impecable...

—No me refiero a un historial —aclaro—. Yo ignoré las dudas de S245, yo la deje ir y ahora ella ya no está. Y ahora lo mismo está pasando con L709. Si es cierto que lo humanos aprenden de sus errores, no veo porque yo no.

—¿Y qué planeas exactamente? ¿Vas a renunciar a tu deber por un novato?

—Claro que no —niego—. A diferencia de S245, yo voy a volver. Es solo que, si lo dejo solo, el chico no sobrevivirá ni un día. Su muerte sería un desperdicio.

M5320 parece pensarlo por unos instantes, pero no tarde en levantarse de su asiento para acercarse a mí.

—Sobrevivan si pueden.

Ella acerca su dedo índice a mi pecho y sucede lo mismo que pasó con L709. En un instante, estoy cayendo a gran velocidad por el cielo. Saco mis alas, pero aunque intento usarlas, no me responden, por el contrario, parecen estar desvaneciéndose con el aire, al igual que una parte importante de mí.

Alertada, miro a mi alrededor, pero cada vez es más difícil abrir los ojos con el viento luchando contra mí. Lo único que alcanzo a distinguir, es un gran espacio de un color azul profundo y frente a él, un tono claro y nítido. Tengo que admitirlo, la vista es preciosa, pero estoy cayendo, así que no hay tiempo de vislumbrar el paisaje.

No puedo volar, no puedo salir de esa situación, parece que lo único que me queda es un choque directo contra el suelo.

¿Esto fue lo que sintió S245? ¿Esto fue por lo que está pasando L709? Recuerdo las palabras de mi jefa minutos antes, y por más que me cueste admitirlo, jamás hubiera hecho esto por alguien a quien no considero un amigo.

Con ese pensamiento en mente y estando cada vez más cerca del suelo, solo puedo cerrar mis ojos con fuerza para prepararme para un golpe que nunca llega.

El ángel de la muerte quiere aprender a vivir Donde viven las historias. Descúbrelo ahora