Chantaje (1)

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Llegué a casa de mi mejor amiga Lina y entré como parte de la familia que soy, según todos aquí.

Dejo mi mochila en un sofá y voy a la cocina para ver si Josefina está. Es la señora que se encarga de la comida. Miro mi reloj y luego saco mi celular. Tengo un mensaje de Lina, donde me dice que tuvo que salir a buscar algo con su papá, que viniera más tarde. Como ya estoy aquí, me siento.

—Hola Joven David —dice Josefina bajando con una bandeja —La niña no está aquí  pero como en una hora llega.

—Ah gracias, recién vi el mensaje —digo sonriendo —¿Mariana está? —pregunto por la mamá de mi amiga.

—Si, suba, está en la habitación tomándose el café —dice señalando las escaleras.

Asiento y camino hasta allá.

Lina y yo somos amigos desde los 4 años. Ya tenemos 18 recién cumplidos,  la próxima semana es nuestra gran fiesta. Sus padres son como unos tíos para mi, igual los míos para ella. Llego a la puerta de la habitación y doy unos toques.

—Adelante —escucho y entro.

Mariana está con una bata muy sexy, sentada en la cama. Es imposible no mirarla, tiene un cuerpo fenomenal. Ella se levanta y me abraza, doy un beso en su mejilla. Soy un poco más alto que ella. 

—Lina salió —dice sentándose de nuevo en la cama.

—Si, vi él mensaje después de estar aquí —digo sentándome también.

Ella chequea unas cosas en la computadora y yo no dejo de ver sus senos redondos que se marcan muy bien en esa bata.

—¿Ya saben la temática del cumpleaños? —pregunta haciendo que quite mi vista de su pecho.

—No aún,  Lina quiere algo tipo Barbie, yo lo que sea —digo arrugando la cara.

Tenemos 6 años celebrando nuestros cumpleaños juntos, con nuestros amigos y compañeros de la facultad.

—Lina y sus cositas rosas —dice riendo.

—Así es, pero lo que ella decida está bien —digo restándole importancia.

—¿Qué pediste de cumpleaños? —pregunta cerrando el computador y dejándolo en la mesita de al lado.

—Quiero un coche,  ya veré si mis padres están de acuerdo —digo riendo.

—Lina igual —se recoge el cabello para un lado. Se levanta, cierra la puerta con pestillo y vuelve a la cama —Puedo convencer a Fiorela tu madre, de que te regale el coche —dice mirándome de pies a cabeza.

—Sé lo agradecería —digo viendo sus pezones marcarse más en la bata.

—Yo encantada de que me agradezca —hace una pausa y se acerca más a mi —.¿Cómo lo harías?

—No... no sé —titubeo y ella sonríe.

—Eres virgen —pregunta mirando mi entrepiernas.

—No —digo recordando la vez que perdí la virginidad con quien era mi novia hace 2 años.

—Bien —dice bajando los tirantes de la bata —Quiero que te masturbes para mi —dice sonriendo.

—¿Yo... yo... ahora?

Asiente.

CONTINUARÁaaaa

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