Chantaje (2)

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Me reportaron la historia  pero estoy aqui. Que se mamen un bicho, todos los que reportan mis historias. Si no les gusta algo, simplemente no lo lean 

De solo imaginar eso mi sexo reaccionó. Mi corazón empezó a latir tan fuerte que lo escuchaba en mis oidos. Ella me miraba muy atenta y yo obedecí, me saqué la polla y ella en un movimiento ágil, lo humedeció con su boca, dejándome sin aire. Empecé a masajearlo una y otra vez. Ella no dejaba de mirarme, ni yo a ella. Cada segundo que pasaba sentía que iba a explotar.
Ella dejó sus senos  descubiertos, sus pezones estaban muy duros, bastante. Ella empezó a tocarlos, mientras yo seguía con mi polla en mano, masturbándome. Cerré mis ojos y empecé a imaginarla encima de mi  moviéndose de una manera poseída. Entonces sentí su mano sobre la mía y abrí mis ojos. Quité mi mano y ella se encargó  del resto. Yo gemia y ella disfrutaba eso.

—¡Tócame! —ordenó y acerqué mis manos a sus senos. Ella gimió y luego me guiñó un ojo.

Llevé uno a mi boca y el otro lo tocaba con mis dedos. La necesidad de tocar sus labios crecía cada vez que la veía morder sus labios. Me acerqué y empecé a besarla, llevé mi mano a su sexo y no tenía bragas. ¡Gloria!

Nadie, absolutamente nadie me creería esto. Ni siquiera mis padres que confían en mi. La señora Mariana es como parte de la familia. Y quien diría, que ahora la estoy tocando, besando, mientras ella disfruta masturbarme. Si esto es un sueño, espero venirme antes de despertar.

—¿Tienes preservativos? —pregunta mirándome mientras se relame los labios.

—Yo... no... no ando con ellos, no los utilizo mucho que digamos.

—Eres de los que se van "al pelo"

—No recuerdo mi última actividad sexual —digo algo apenado.

—Espero esta la recuerdes —se acerca mientras sonríe y empieza a besarme.  Me empuja a la cama, me saca los zapatos y el resto de la ropa. Sube sobre mi, nos besamos, mi corazón sigue a mil. Se mueve para alcanzar mi miembro y deslizarselo dentro. Ambos suspiramos, se empieza a mover despacio. Sostengo su cintura. Aumenta sus movimientos, pega su pecho al mio y coloca mis manos sobre su culo. La nalgueo una, dos, tres veces.

Se gira, quedando de espalda a mi. Me preguntó si será buena idea meterle un dedo por su tan lindo ano. No lo vuelvo a pensar, y después de humedecerlo con saliva, lo entro. Ella jadea, continúa volviéndome loco con sus movimientos. En cualquier segundo me voy a correr dentro de ella. Se mueve como jamás se me habían movido.  La nalgueo, chilla y se corre encima de mi. Falta poquito.

—¡Mierda! —jadeo y la lleno de todo mi esperma.

Luego de unos largos segundos, se baja,  con un dedo recoje el perma que queda encima de mi, lo lame y me sonríe.

—Si Fiorela no accede a tu regalo, yo lo hago —me guiña un ojo.


Fin...

Historias para Adultos 1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora