Santa, traime una verga

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Mete sus dedos mientras su lengua juega con mi clitoris, en cualquier momento puedo estallar.

Sus movimientos son más bruscos y no aguanto, con mis dedos aprieto su pelo y el jadea. Mi cuerpo tiembla y mis gemidos son imparables. Estoy apunto de correrme cuando él se detiene.

—¡Imbécil! —grito apoyándome en mis codos.

—¡Tonta! —dice riendo y lamiendo sus labios.

—Ni creas que te voy a rogar que me folles —digo mirándolo fijamente.

—Me vale mierda —dice tomando mis bragas.

Las olfatea y luego me sonríe. Empieza a masturbarse con mis bragas rodeando su pene, jadea mi nombre y gruñe, eso si me parece sexy y excitante. Se recuesta de la pared mientras acaricia su pene com mis bragas.

Me pongo un dedo en el clitoris y me duele por lo excitada que estoy. Lo necesito adentro, urgente.

—¡Demonios! —gruño —.follame por favor.

—Sabia que lo pedirías —dice halándome del cabello.

Mete su pene con suavidad y me sostiene del pelo y la cintura. me da una y otra y otra estocada, chillo y él me da una nalgada. Empieza a moverse rápido. Nuestros cuerpos empiezan a sudar, jadeo cuando siento su pene entrar más con sus fuertes embestidas.

—Si nuestros padres se enteran nos matan —dice él moviéndose más rápido.

—Tampoco me arrepentiría de esto —digo lamiendome los labios.

El sonríe y continúa moviéndose.

Empiezo a chillar cuando siento mi cuerpo estremecerse, la habitación se siente más calurosa y me sudan las piernas, él continúa sin parar y me nalguea, me corro después de unos gritos y él me sigue. Se deja caer a mi lado y suspira hondo.

Me pego un poco más a él y me abraza, nos acomodamos mejor para dormir.

Santa me escuchó...

Y eso, que hay quienes dicen que no existe.

Fin...

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