Tregua?

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O más bien, alguien más. Pero eso se verá más adelante. Volvamos a la sala de la casa

-No leí nada de terremotos en esta área- dice Sebastián, tomando sus lentes y entrando en Internet para revisar. "Eso fue menos lento que de costumbre" acota en su mente el chico mientras deja la caja en la mesada de caoba, con las manos libres para inspeccionar el lugar. No, nada se rompió.

-Estas casas viejas suelen moverse un poco, tal vez asustamos a un fantasma- y otra vez, con un tono jocoso y temblante, la mamá sonriente aparece.

Afuera todo estaba bien, ningún árbol gigante se cayó cerca como para sacudir así esta construcción, ni hubo deslizamientos, no chocó contra la casa un camión. Bueno, la revisión exterior no da ningún fruto.

-¿Saben si la renovaron bien? Tal vez los cimientos ya no son estables- grita Xavier. 

Que él use esa palabra, "cimientos", lo hace sentir un experto con título en mano. Aunque apenas la haya escuchado hace unos días mientras pasaba cerca de una obra en construcción en su ciudad natal. Bueno, eso y unos cuantos términos que memorizó a la fuerza. Nunca se sabe cuándo aparentar ser un experto en arquitectura.

Aunque algo si está fuera de lugar, pero el joven no se da cuenta, no hasta que entra a la casa de vuelta, sube a lo que pareciera ser su cuarto (su mamá puso un letrero con su nombre en la puerta) y gira la llave para encontrarse con lo fuera de lugar: las ventanas de su cuarto están abiertas.

Cree recordar que no lo estaban cuando bajaron al principio. Es más, la casa parecía hermética (otra palabra que seguro que a Xavier le gustaría saber), como si contuviera el aliento. "Bueno, una casa vieja tiene ventanas viejas" se conforma con pensar mientras golpea una cama empolvada, levantando motas de polvo tan espesas como nieve. Con la vista irritada por el polvo, revisa que además del armario gigante al costado derecho y la cama nublada a la izquierda, no hay ningún otro mueble.

-¿No te habían dicho que la casa era habitable?- grita ásperamente. Los pasos de su madre subiendo la escalera se hacen notar, y luego la dueña de esos pasos aparece dando sacudidas de mano y tos baja mientras le responde:

-Me dijeron que tenía todo para que la empecemos a usar- tose y continua –Y por favor, ya deja de buscar excusas para señalar tu punto. Si, hay temblores, estamos lejos de todo lo conocido, y estás sufriendo más de lo que cualquier chico de tu edad. Me parte el corazón saberlo. Y sé que no estás de acuerdo con mi decisión, pero al parecer soy la única en la familia que puede tomar una.

Esa sentencia dura no se la esperaba, aunque se lo dijera con sonrisas confortantes. Le suele dejar pasar todo, incluso cuando él mismo reconoce que se comportó horrible. "Algo cambió" nota mientras baja la cabeza y le pide disculpas.

Eso tampoco se lo esperaba Beatriz, así que se queda muda unos segundos hasta que decide abrazar a su hijo. Su alto, deprimido, sarcástico y roto hijo. 

Dios, siente que está recogiendo una estatua que se desmorona, y no puede evitar llorar mientras le susurra que "todo va a estar bien".

"¿Qué está pasando?" piensa Xavier mientras le devuelve el abrazo a su madre, y se aguanta una que otra lágrima rebelde. "Algo no cuadra" mientras la abraza con más fuerza pensando que, quizá, está en uno de esos sueños raros. Pero al final, no le importa. Sea o no sea un sueño, elije amar a su madre, al menos en esos momentos.

No sabe que le están ayudando, que un alma loayuda en el consuelo de la propia

Lo ausente de XavierDonde viven las historias. Descúbrelo ahora