Capítulo 2

183 14 0
                                    


-El entrenador Pixis quiere hablar conmigo, no tardaré, amor, no te vayas sin mí- pide en un puchero que se esfuma por el cariñoso beso que comparten, cubriendo la espalda del menor con su chaqueta- Está haciendo frío, no quiero que te enfermes, ¿Eh? Eres lindo avergonzado.

-Tsk, lárgate o el viejo te regañará.

En una breve carrera se presenta en la oficina tras el gimnasio, anunciándose con unos golpes a la puerta y ocupa el asiento libre frente al escritorio. A pesar de que es usual que discutan temas que conciernen al equipo; el último partido fue impecable y no considera que necesiten modificar las prácticas.

-Lamento entretenerte un viernes por la tarde, no te quitaré mucho tiempo, Erwin, sabes que mi asistente lleva una estadística de cada uno de ustedes, así podemos trabajar los puntos débiles de manera individual para fortalecer al equipo.

-Sí, ¿Hay un problema con las mías, entrenador?

-No, no, es lo opuesto, Erwin, estoy gratamente sorprendido con tu desempeño esta temporada, conoces a la perfección tus fortalezas y debilidades, por eso privilegias los lanzamientos dobles, tu porcentaje de éxito es casi del cien por ciento, pero últimamente estás encestando un número inusual de triples, en el último partido fueron cuatro y es increíble, tu efectividad subió de cuarenta a noventa por ciento en unas semanas, ¿Estás entrenando en tu tiempo libre, jovencito? Aprecio el compromiso con el equipo, pero no quiero que te lesiones, eres un jugador valioso.

-Gracias, pero no estoy entrenando más, usted siempre nos dice que es importante balancear el entrenamiento con los descansos y que ganar un partido no es más importante que nuestra salud, no se preocupe, estoy bien, este es el resultado de mi nuevo ritual de victoria.

-Oh, eso explica porque ya no usas el elástico rojo en tu muñeca, ¿Qué haces ahora? Es tan efectivo que podríamos probarlo con el resto del equipo.

La palidez se apodera de su rostro por lo que implican esas palabras y una desagradable imagen se dibuja en su cabeza, golpeando el escritorio con las palmas de la mano mientras se incorpora con el ceño fruncido.

¿Acaso quiere que Levi se lo chupe a todo el equipo?

-¡De ninguna manera! ¡Es mío!

En medio segundo es consciente de lo impulsivo de su actuar, siendo incapaz de controlar el sonrojo que tiñe sus mejillas y regresa a su lugar, enterrando los dedos en las rodillas.

-Perdón, entrenador, no debí gritar... yo... no creo que sea buena idea, cada uno tiene sus propios rituales y el equipo está jugando de maravilla, esta temporada será nuestra.

-Entiendo, no quieres que los demás se enteren, yo también tuve mis manías cuando jugaba y algunas eran extrañas, no tienes que avergonzarte por eso, Erwin, lo que sea que estés haciendo funciona muy bien, no te detengas.

Por nada del mundo lo haré, amo esa pequeña boca alrededor de mi pene, mierda, no debo pensar en eso o me excitaré.

-Sí, entrenador.

-Puedes retirarte, disfruta tu fin de semana.

-Ustedes también, nos vemos el lunes.

De inmediato se marcha, divisando a su novio que revisa el teléfono y no duda en lanzarse a sus brazos en busca de refugio, calmándose con las caricias circulas en su espalda.

-Soy un idiota, Levi... menos mal que el entrenador no insistió o tendría que desaparecer de aquí.

-¿De qué hablas?

Rituales (Eruri)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora