Juego de Tronos: El Primer Rey de los Elfos

Capítulo 06

Capítulo Seis - El precio de la magia

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Kael abrió lentamente los ojos, los sentía pesados como si una fuerza le impidiera despertar realmente.

Al principio, su visión era borrosa, no podía identificar formas ni colores, aunque a medida que pasaban los segundos, finalmente vio dónde estaba.

Mirando a su alrededor se encontró en una cómoda cama, no recordaba en absoluto cómo había llegado hasta allí, pero vio a gente moviéndose a su alrededor, eran un hombre alto y voluminoso con el pelo negro con mechones de plata mezclados y una mujer joven de aspecto magnífico con el pelo largo de color platino y los ojos de color púrpura, podía decir que estaban discutiendo algo.

Sus oídos no captaban sonidos, al igual que sus párpados no se abrían al principio, y parecía que su cuerpo se estaba reanimando tras un largo letargo, acostumbrándose aún a estar activo de nuevo.

Los dos le miraban con miradas preocupadas, sus bocas se movían, indicando que estaban hablando, pero no se escuchaba ningún sonido durante los primeros segundos.

"...ñor.... ñor... señor... ¡Mi Señor!" Seguía diciendo el hombre, intentando llamar su atención.

brother

"man... her.... Hermano!" Dijo la joven, al mismo tiempo que el hombre.

"... ¿D-dónde estoy?..." Habló en un tono bajo y ronco; tenía la garganta seca y el cuerpo dolorido.

"¡Toma!" Dijo la joven, dándole un vaso de agua, que bebió inmediatamente.

"¿Cómo se siente mi Señor?" Dijo el hombre con alivio en los ojos.

Los recuerdos volvieron, ahora recordaba volar en un gran dragón rojo, recordaba la muerte que casi lo reclama, recordaba mirar a la bestia a los ojos y rugir fuego a los cielos.

Recordó vítores cuando aterrizó, y luego... negro...

"¡Hermano, no te excedas! Tómatelo con calma" Dijo la joven con voz preocupada.

"E-está bien, hermana, pero ¿alguno de ustedes puede decirme qué ha pasado?" Dijo.

"Aterrizaste al dragón; todos vinieron a vitorearte... tus ojos brillaban mi Señor, pero de repente... te desmayaste" Dijo el hombre grande.

Ahora recordaba, este hombre es Valanar.

"Te trajimos, pero después de 2 días no despertaste... Estábamos muy preocupados", Dijo su hermana, Vaela.

'¿2 días? Maldita sea, eso es un largo sueño...'

Se dio cuenta de que tenía los brazos completamente vendados, desde debajo de los hombros hasta las manos, y solo se le veían las puntas de los dedos.

"¿Qué le pasó a mis brazos?" Preguntó.

"Se excedió, milord, sus músculos se forzaron demasiado, llamamos a los sanadores para que le echaran un vistazo, le aplicaron bálsamo curativo por todos los brazos y se los vendaron. Desde entonces, cada cinco horas te hemos vuelto a aplicar el bálsamo y a vendar los brazos". Dijo Valanar.

Se sentía ligero, extremadamente ligero, pero al mismo tiempo... aterradoramente débil, mirando a su alrededor divisó un espejo en la pared.

Siguiendo su mirada, Vaela vio lo que miraba, pero le preocupaba un poco dejarle ver el espejo ahora mismo.

"Hermana, ¿puedes traer ese espejo aquí, por favor?". Le preguntó en voz baja.

"... Yo..." Vaela no sabía qué responder.