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La boda fue perfecta, íntima y todo lo que Kara deseaba sinceramente. Y pensar que había llegado aquí a golpe de chantajes, que sus padres eran asesinos y que Lena era una víctima. Nunca esperó nada de eso, fue feo, sí, pero le alegraba estar en este punto.

Al día siguiente Kara despertó suspirando, estaba entre los brazos de una dormida Lena. Todo era magnífico hasta que vió el rostro contraído de dolor de Lena mientras dormía, estaba oscuro, aunque se podían discernir los rostros por la tenue luz que se filtraba entre las cortinas.

Kara la miró bien, Lena susurraba algo y lloraba.

—Len—Kara la abrazó fuerte con una mano y comenzó a acariciar su rostro con la otra para despertarla—Len despierta tienes pesadillas, amor, despierta—jamás había visto a Lena así, con esa tristeza tan profunda reflejada en su rostro.

—Lo siento, lo siento—Lena lloraba soñando con su hijo, ese que jamás había nacido—lo siento Erik.

—¡Lena!—Kara la zarandeó y la despertó—Amor tienes una pesadilla.

Lena despertó sobresaltada, vio a Kara con su rostro lleno de preocupación y volvió a su faceta fría y segura—Estoy bien, sigamos durmiendo—dijo y se giró dándole la espalda, para Lena mostrar las emociones frente a alguien más era un signo inequívoco de debilidad.

—No—Kara la abrazó—Soy tu esposa ahora, gírate y mírame.

Lena tomó aire y se giró para mirarla—¿Ser mi esposa crees que te—miró el rostro de Kara lleno de lágrimas—¿Por que lloras?

—Porque verte sufrir me duele—le acarició el rostro—me duele en mi pecho, como si me enterraran un puñal.

Lena la miraba desconcertada—¿Por qué llorarías, eso no te hace ver débil?

—¿Y qué? ¿Planeas humillarme por ello?—preguntó Kara—imagino que cuando te pedí que me miraras y no te gustó estabas lista para decirme que soy de tu propiedad, créeme no lo olvido, pero ahora soy tu esposa, y tienes que confiar en mí, además llorar no te hace débil y si así lo fuera, confío lo suficientemente en ti para llorar delante tuyo—abrió los brazos para Lena—así que cuando quieras llorar o ser débil confía en mí, nada cambiará porque me muestres que eres humana.

Lena la observó—¿Puedo confiar en ti?

—Sí.

Después de esa afirmación Lena se hundió entre los brazos de Kara y lloró en silencio un largo rato. Kara sabía que eso significaba un avance para la pelinegra, quien era reacia a dejar que alguien más la viera de forma humana, le habían enseñado que eso eran debilidades.

Cuando la pelinegra estuvo calmada Kara sonrió con amor y la besó en los labios despacio—¿Por qué llorabas? Además de Erik, claro.

—Cuando te miro, recuerdo el daño que te hice, me siento culpable todo el tiempo, siento que le fallé a Erik al dañarte, incluso aunque hubieses sido cómplice solo tienes dieciocho años—escondió el rostro en el pecho de su pequeña rubia—Te obligué a venir aquí, a tener relaciones conmigo—alzó la mirada—Kara si tú estás mintiendo y quieres venganza contra mí, puedes tomarla—le acarició el rostro—yo no me quejaré porque me lo merezco por dañarte.

—Lena, debes dejar ir el pasado, debes dejar ir todo y entiende esto—Kara tragó temblando por lo que estaba por decir—me estoy enamorando de ti, no, no quiero venganza, entiendo que las cosas pasaron de manera peculiar, de que fue horrible al inicio, pero míranos, estamos bien, por favor no pensemos más en eso ¿Sí?

—¿Tu te estás...enamorando de mí?—Lena se levantó de la cama—Yo recordé algo...enseguida vuelvo.

Kara se quedó allí simplemente asintiendo.—Genial no debí decir eso, estúpida Kara, siempre hablas en los peores momentos.

Ojo por ojoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora