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—Chicos, tengo que contaros una cosa.

Diego no pierde el tiempo. En cuanto Sara y Violeta desaparecen de su campo de visión y Charly se despide de ellos alegando que han encontrado a «unas pibitas muy majas» se acerca a Carol y Hakim en confianza. Tiene que aprovechar la oportunidad que el destino le ha brindado. No cree que Violeta pueda entretener mucho a Sara.

—¿Qué? —Carol mira a Diego fastidiada. Tenía la esperanza de conseguir algo de intimidad, pero no hay manera. Están muy solicitados.

—Necesito consejo. Es sobre Sara.

—No jodas. —Hakim se separa de su novia, con bastante entusiasmo. A Diego le alivia que responda con tanto interés, porque no quiere aburrir a nadie con sus rayadas mentales.

—Vosotros la conocéis mucho más que yo.

—Bueno, creo que tú la conoces... Más a fondo. Me entiendes. —Carol cruza las piernas, altiva. Le pide con un gesto a su novio que le sirva la segunda copa de la noche. Va un poco tocada, pero dejar la bebida regalada es de mal gusto.

—¿Es una forma de preguntarme si hemos follado?

Diego no se olvida de la promesa que le hizo a Sara. Lo de no contárselo a nadie. Una promesa que no ha cumplido, porque la primera vez que se besaron después de aquel día se lo contó a Ian cinco minutos más tarde.

—Sí. Dínoslo ya. —Hakim le apremia, mientras echa un chorro generoso al vaso de Carol.

—Claro que hemos follado. ¿Tú te crees que yo iría a México a leer el periódico o qué?

—¡Anda! Y luego vas de que no eres un buitre que solo busca sexo, no sé qué. —Carol coge un par de pajitas.

—¿Te lo ha contado?

—Es mi mejor amiga, cariño. Me lo cuenta to-do.

Diego se sonroja y la pareja no puede evitar reírse.

—Tranquilo, Sara no es de contar sus experiencia sexuales. A nosotros nos gusta suponer que eso es porque no eres tan bueno como crees.

—Ni caso bro. La Sara nunca nos cuenta con quién se lía. Es una siesa.

—Yo no os he dicho nada. —Diego lo amenaza con el dedo y ellos hacen al unísono un gesto de cremallera en la boca.

—¿Y qué te pasa con ella?

Hay un entusiasmo extraño en los dos. Diego lo percibe aunque se considere un inepto en las relaciones sociales. Y no sabe si debe incomodarle o no. Pero lo que sí sabe es que si no comparte sus inquietudes con alguien que la conozca se va a volver loco. Ian es su mejor amigo, pero tiene una idea de las mujeres muy alejada a la que necesita. O puede que tenga una visión demasiado normativa por culpa de la mojigata de Violeta. En cualquier caso, no puede ayudarlo. Ellos sí.

—Tengo miedo de cagarla.

—¿Cómo? ¿Por qué?

—No sé, Carol. Cuando estoy con ella me da miedo de decir algo que no le guste y que me deje. Es como un animal salvaje. No quiero que huya de mí, pero no sé qué hacer para ganarme su confianza. Estoy muy rayado. Me hace sentir muy inseguro.

—Si te deja por "decir algo" es que no te merece, hermano.

—Ya, bueno. Las cosas básicas del amor propio me las sé. Me habéis entendido.

—¿Qué me das a cambio de una información tan valiosa? —Carol se acaricia la barbilla.

—Venga, Carol, tía. No me vengas con estas ahora. —Diego mira por encima del hombro a la multitud. Desde donde están no se ve toda la sala, así que las ha perdido de vista. Duda que Sara aguante demasiado con la música que están poniendo, antagónica a lo que ella escucha. Y ni hablar de que Violeta la convenza para bailar; es un palo de escoba.

Yo nunca (extra de EVDLZ)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora