CAPÍTULO DOCE: Los (des)conocidos

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Febrero

Octavos de final de Champions League.

La energía electrizante se podía respirar en el aire de la ciudad porque el equipo viene muy bien y tiene altas probabilidades de lograr un triplete si logra sacar de la competencia al actual campeón.

Sí, porque el destino es gracioso y decidió que nuevamente se crucen el Bayern y el City, nomás que una fase antes.

Igual al equipo eso no le genera temor, ya que creen que pueden sobrepasar el obstáculo sin mayores problemas al sentirse más preparados al momento de desarmar la ofensiva de Guardiola.

O eso cree Julián mientras observa el partido de vuelta en el Allianz Arena en este preciso instante.

La ida había terminado 1-1, con un gol de Håland de cabeza en el primer tiempo producto de un tiro libre en el que la defensa bávara se durmió, y un gol de Musiala de zurda luego de un pase perfecto de Müller llegando al final del segundo tiempo. Y si algo notó Julián en este último tiempo, es que la localía influye más que nunca en los partidos como hace años no lo hacía. Tuchel le dijo al equipo que lo mejor era no arriesgar muchas jugadas de salidas y preferiblemente defender y definir si tenían la oportunidad para poder darlo vuelta en casa con la menor ventaja posible.

Y ese parece que va a ser el caso.

Si bien el primer tiempo del partido fue un poco de ida y venida entre ambos equipos como suele pasar hasta que cada jugador encuentra su ritmo en la cancha, es verdad que tres de los cuatro principales del City quedaron anulados desde el segundo '1 hasta ahora en la mitad del segundo tiempo, sea porque sus nuevos compañeros y la dinámica de Tuchel realmente funcionan (lo más lógico), o porque quizás parecen que estos están a dos segundo de revolear a algún jugador del equipo rival al banco de suplentes más cercano.

No va a mentir al decir que el momento que supieron del cruce los ánimos en el vestuario se volvieron un poco...violentos, de parte de sus compañeros; una mezcla entre la espina de la temporada pasada, en donde la actitud sobradora no gustó para nada entre los alemanes, y la historia compartida (que el club sabe a medias pero algunos de sus compañeros saben entera) entre el club inglés y su nuevo 9.

Julián habló con sus amigos más cercanos el día del sorteo, sabiendo lo que muy probablemente pasaba por sus mentes, diciéndoles que la prioridad era pasar de fase y aspirar a ganar una séptima Champions.

En el partido en Inglaterra -el cual él vió desde la comodidad de su casa abrazado al Totoro que ya le robó a sus bebés- no notaba que el equipo estuviese tan conflictuado con el adversario, aunque piensa que mayormente debió ser por lo dicho por su entrenador al momento previo de viajar.

Pero ahora en casa, dejaron salir los colmillos que suelen esconder para situaciones especiales y están prácticamente bailando al actual campeón en frente de todo el mundo.

La defensa se cae a pedazos, y él cree que si los tiros al arco son 10 del Bayern contra 2 del City puede que se queda corto, dando eso indicaciones de que a Emerson le queda poca nafta para seguir atajando pelotazo tras pelotazo.

Los hinchas están como locos en la cancha, y desde el palco escucha las canciones de los ultras con un ritmo que conoce bastante bien de una cancha de colores azules y amarillos de Argentina, un poco riendose pensando en el nivel al que llega la influencia del folklore del fútbol argentino en el resto del mundo. Y distraído en mirar a la hinchada y seguir con la mente el tarareo de la melodía, se pierde por completo el gol de Kimmich casi sobre la hora. La gente en todo el estadio estalla de la emoción, y Julián es invadido por la efervescencia del ambiente cuando se abraza con las otras personas del palco y salta, aunque mientras observa a sus compañeros festejar en el césped no le agarra un poco la melancolía de pensar que él también debería estar ahí.

PUEDE SER {JULIÁN ÁLVAREZ CENTRIC} [ABANDONADA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora