Kiba se abalanzaba sobre la bestia, consigue inyectarle la cura.
-Ya está! -dicen Thomas y Kiba al unísono.
Mia poco a poco recupera su consciencia y vuelve a la normalidad.
-Aún no hemos acabado. -dice Kiba.
-Tsk! -se queja Satanas desde arriba.
Satanas para frenarlo le lanza un rayo a la máscara de Kiba.
-Dónde estoy? -pregunta Mia.
-Bienvenida de vuelta a la normalidad. -dice Thomas. -Me presento, soy Thomas.
-Mucho gust... -dice Mia.
-APARTAD! -interrumpe Kiba.
Kiba salta empujando a Mia y Thomas para comerse él el ataque, pero lo único que logra ese ataque es que se desintegre la máscara de Kiba.
Kiba, quien estaba cabizbajo, jura:
-Me las va a pagar, ha perdido y ha hecho trampa. -dice Kiba.
-Kiba relájate. -decía Thomas mientras se acercaba.
-Aléjate! Sin la máscara soy un monstruo. -se lamenta Kiba.
-Tampoco digas eso amigo. -lo anima Thomas.
Kiba levanta la cabeza y Thomas casi se muere del susto.
-Que coño te ha pasado en la cara?! -dice Thomas asustado.
-Esto es culpa de unos macarras que lo secuestraron. Hicieron un plan para capturarlo y metieron media cara suya en ácido, con tal de que no pueda regenerar su piel. -explica Mia.
-Sí... -se sigue lamentando Kiba.
-Pero Kiba, da igual como seas. Yo no me enamoré de ti por tu rostro, sino por tu corazón bondadoso que tienes a pesar de ser un demonio. Kiba, amor mío, sabes que ya no llevas la máscara, pero has ganado una cosa: el terror de tu amo. -lo consuela Mia. -Ve a por él, confiamos en ti.
Acto seguido Mia y Thomas abrazan a Kiba.
-... Tienes razón Mia, hoy se acabará la tiranía de mi amo. -dice Kiba enfurecido. -Thomas, te necesito a si que sube.
Thomas y Kiba suben. Allí les espera Satanas.
-Ah con que sigues vivo. -dice Satanas.
-Ríndete, he ganado el trato. -dice Kiba.
-Ja, yo siempre hago trampas. -se burla Satanas.
-Y yo siempre defenderé a mi amigo, con tal de que esté bien en todos los universos, sabe que está siempre es su casa, y no podrá volver a su universo, pero al menos tienen amigos aquí. -dice Thomas.
Thomas agarra a Satanas por detrás, de manera que no se mueva y le da la señal a Kiba.
-Espera, no puedes hacerme esto, soy tu amo! -dice Satanas.
-Te voy una cosa Satan, tú ya no eres mi amo. Yo progreso mientras que tú dependías de mí. Así que vete a la nada y que tú alma quede sellada en el más profundo de la nada.
Kiba, con una agresividad mayor a la de un enemigo suyo, le arranca el alma a Satanas, quien acto seguido se desintegra.
Mia, quien dejó de sentir la presencia de Satanas, sube con el dúo.
-Parece que hemos llegado al final de nuestra aventura. -dice Thomas.
-Sí, finalmente podré vivir contento con Mia. -afirma Kiba.
-Por cierto, quien tomará el cargo de Señor de Inframundo? Ya que Satanas no existe ya. -pregunta Thomas.
-Me encargaré yo. -afirma Kiba.
-En el momento que te sientes en el trono, yo estaré a tu servicio si lo deseas. -cuenta Thomas.
-Tu mismo lo has dicho, si lo deseo. -dice Kiba.
Finalmente, antes de despedirse, Thomas se despide de quien fue su amigo (y lo sigue siendo solo que ahora también es su superior) y se despide de la mujer de su amigo.
-No olvidéis, que aquí también está vuestra casa. -dice Thomas.
-Sabes que no nos olvidaremos. -dice Kiba.
-Adiós Kiba. Hasta más ver. -se despide Thomas.
-Adios Thomas. El mundo recordará tu hazaña de hoy. -se despide Kiba.
Kiba coge en brazos a Mia, Thomas vuelve a casa después de caminar otras 8 horas de las que ya caminó con Kiba. Kiba antes de llegar al trono apuntó el nombre de su próximo sucesor, su próximo sucesor será su amigo, quien lo acompañó aquel día que derrotó a su amo: Thomas. Y Mia, bueno, se le hizo un trono. Ahora ambos son reyes del inframundo.