O de omega

Prometido

Las intensas flores lo ahogan, trata de desatar parte del cuello pero las miradas puestas sobre él son demasiadas, si fueran la de su familia los mandaría al diablo, arrancaría esa parte y respiraría, aunque más que respirar escaparía de este acto inaceptable para él. Las bodas entre las personas de la misma sangre es algo que ha sido realizado por generaciones por aquellos que comparten sangre noble, el pensamiento, que él cree arcaico, es en base a no ensuciarla con gente inferior, es por eso que lo están obligando a casarse con su hermano menor.

Killua, próximo rey del reino Zoldyck no odia a su hermano, todo lo contrario, quiere mucho a sus hermanos menores, pero no es como si fuera capaz de mirar al más chico como otra cosa que no sea esa definición y esa dinámica fraternal que le han negado llevar. Sabe que su madre ha estado desde el nacimiento instruyendo al pobre omega sobre el qué y cómo comportarse para este día, pero él quiere frenar.

Su familia ha estado por años luchando para que este tipo de matrimonio pasen, pese a no querer manchar su sangre con otra inferior lo cierto es que desde generaciones atrás cualquier familiar Zoldyck que intente consumar matrimonio entre ellos perecen, o simplemente no pueden porque no hay omega para los alfas. Por eso el nacimiento de su hermano menor fue marcado como bendición dentro de una sangre que lucha por ya no mancharse con plebeyos.

—Joven príncipe Killua...— Mierda, no quiere esto, muerde su labio y las flores siguen picando, está por vomitar... Debería hacerlo, si lo hace entonces podría cancelar esto al menos un día, pero es muy vergonzoso con todo su pueblo presente. —¿Acepta usted al joven príncipe Kalluto como su...?— El padre que oficia es detenido cuando un estruendo golpea y cimbra la tierra, los invitados y familia voltean a la puerta de la entrada. No sabe qué fue ese golpe, pero mejor es nada, como excusa sale corriendo de la iglesia y sus ojos se abren al ver una embarcación de un tamaño considerable.

—¡Príncipe Killua, no debería ir ahí!— El barco por simple vista no es de los suyos, sus barcos son muchísimo más majestuosos e imponentes, pero desde la época de su tatarabuelo la guerra o intento de conquista de su tierra no se ha registrado, además, ningún idiota intentaría iniciar algo con solo una nave.

—Como próximo rey es mi deber asegurarme de que esto no sea algún ataque o amenaza.— Pero igual hace un teatro para no volver dentro de esa iglesia, llama a sus soldados, toma una espada solo por apariencia, e ingresa con ellos al lugar. Las velas izadas se ven viejas, pero más allá de eso no hay nada peculiar. Camina como principal hacia donde se encuentra el timón, la cabina, y es en ese momento que lo salado del mar entra a sus pulmones y limpia el olor empalagoso de las flores de la iglesia. Un hombre está tirado ahí, medio herido e ido, Killua no es amable, y realmente por su frustración anterior sería de aquellos que le piden a sus guardias tomarlo y llevarlo. No lo hace. Lo carga por su cuenta con cuidado, bajando del barco. —Debemos llevarlo al castillo para que lo vea un médico.—

—¡Es nuestra boda!— Un grito de aquel chico con perfecto maquillaje y espléndido vestido.

—Kalluto, es de mal augurio casarse si es que alguien muere por mi culpa, como próximo rey debo estar al cuidado de todos los que pisan esta tierra.— Ambos, todos los Zoldyck e incluso el pueblo saben que lo que está diciendo no es nada más que palabras bonitas para ocultar el claro "no pienso casarme", sin embargo este último no es capaz de decir nada al novio para dejar en paz al príncipe ante el miedo de ser encarcelados. —Entonces yo te acompaño. Es mi deber también ¿No?—

—Está bien, tomarás el carruaje de atrás, iré al frente con el herido.— No tenía la fuerza ni el ánimo para escuchar las quejas del menor.

Castillo, cuarto, llamar a su médico, una cama, él sentándose en una silla que está al lado de esta y su "prometido" entrando con un vestido menos pomposo que aquel de color blanco. No le molesta que se haya atrasado, al contrario, agradece que lo deje en paz un tiempo. —Las buenas noticias es que no corre peligro, probablemente el calor de esta época y la falta de agua lo haya puesto de esta forma. Se va a recuperar.—