El 𝐀𝐌𝐎𝐑 fue creado para las personas valientes.
Porque debes tener valentía para aprender a luchar no solo contra tus propios demonios, sino también contra los de la persona a la que amas, especialmente cuando esa persona es, literalmente, uno...
Sentí que algo estalló en mi pecho y que un extraño hormigueo recorría todo mi cuerpo.
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||POV (____)||
Zenitsu, Inosuke y yo seguíamos hablando acerca de nuestras ocupaciones y posibles cosas que podríamos hacer en un futuro, aunque Zenitsu seguía insistiendo con que había una cuarta presencia entre nosotros e Inosuke lo molestaba diciéndole que era un espíritu. Después de unas cuantas horas comenzó a llover, ambos chicos se fueron antes de que esto sucediera y yo me quedé sentada por un momento en el suelo, pensando en que casi nunca me topo con los cazadores que viven en mi finca, aunque posiblemente estén muy ocupados para subir de rango o tengan más cosas que hacer.
Luego me levanté, ordene un poco el espacio en el que habíamos estado los tres y me dispuse a ir hacia mi habitación para vestirme y dormir si es que me daba sueño. Ahora estaba en mi cuarto, abriendo mi armario y sacando unas cuantas prendas cómodas, pues no quería estar con el uniforme toda la noche.
Saqué el par de ropa que usaría, y apenas iba a cerrar la puerta del armario sentí una presencia extraña pero familiar detrás mío. Alcé la vista, mi cuerpo se me estremeció y mi cabello se erizó de la nada, y justo cuando iba a darme la vuelta, dos manos se posicionaron en mis hombros con fuerza, arrastrándome hasta la pared mientras me hacía girar y acorralandome, haciendo que mi espalda impactara contra la pared, con un agarre fuerte pero no lo suficiente para hacerme daño.
─¿Qué mierda?─ pregunté mirando a la persona que me estaba sometiendo. Luego me di cuenta del brillo rojo de sus ojos y me tranquilicé un poco, aunque la sensación de desconfianza seguía plasmada en mi. ─Oh, eres tú─ dije mirando a los iris carmesí de Muzan, a quien reconocí cuando lo miré a los ojos.
Sus manos seguían en mis hombros, y podía sentir sus uñas o garras también, pero no me lastimaban en absoluto. Sus ojos transmitían ciertas emociones de enfado e ira, pero extrañamente también había una especie de cariño. Espera... ¿acaso esta enojado?
─¿No vas a decirme "arriba las manos, esto es un asalto"?─ pregunté bromista mientras sonreía para tranquilizar ese ambiente tenso, pero al ver que el soltaba un gruñido como respuesta deje de sonreír. ─¿Qué... pasa?
Sus manos en mis hombros comenzaban a apretarme, tanto que si él hiciera más fuerza podría arrancarme la piel. El entorno se volvió aun más tenso e incluso aterrador para mi. Los nervios comenzaban a instalarse en mi cuerpo a medida que sentía la pesada respiración de Muzan chocando contra mi rostro, en alguna parte de mi conciencia se estaba emitiendo una alarma que me gritaba: "¡huye, corre!" y por segunda vez le tuve demasiado miedo al hombre frente a mi. ¿Va a matarme?
