JungKook, un omega apasionado por la lucha y el combate, se enfrenta a un dilema. Aunque su corazón anhela seguir su pasión y convertirse en un guerrero, su deber como omega es casarse con un alfa y continuar la línea de su familia. Sin embargo, cua...
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
—Tenemos pensado mudarnos, no tenemos provisiones y quedarnos sería un suicidio —anunció eso mientras tenía al omega entre sus brazos; se encontraban dentro de la carpa, recostados.
—No te preocupes por mí, puedo ir sin problemas —el mayor no dejó de acariciar su espalda mientras hablaba.
—Tu herida fue muy profunda, no quisiera que te causara problemas.
—Igual estás herido, Tae —suspiró y levantó la mirada para ver al alfa a los ojos.
—Estoy acostumbrado a heridas de este estilo y no fue nada grave, aunque me gustaría que te recuperaras para irnos; podríamos morir también si nos quedamos.
—¿Cuándo nos vamos?
—Hoy mismo, esperar más es peligroso —acarició el cabello del menor, sintiendo la suavidad de este bajo su piel.
JungKook soltó un sonido de afirmación y se mantuvo disfrutando las caricias que le daba TaeHyung. Poco tiempo había tenido para pensar en toda la situación; en su mente se repetía una y otra vez el momento en que TaeHyung le dijo que estaba embarazado. Aún lo sentía un poco irreal, pero la idea era simplemente hermosa; estaba cumpliendo lo que tanto anheló. Al parecer, su lobo, debido al estrés de la situación, había escondido su condición, pero ahora que habían ganado, todo estaba bien... todo estaría bien.
—Necesito un momento para alistarme; puedes salir y terminar de alistar los últimos detalles —le dedicó una corta sonrisa al alfa, quien no se quedó del todo convencido.
—¿Estás seguro?
—Sí, Tae —el mayor acarició su mejilla mientras lo miraba directamente a los ojos, para acercarse y dejar un beso en su frente.
—Te amo —se separó con lentitud y salió del lugar, dejando solo al omega.
Cada vez que el mayor le decía esas dos palabras, se sentía sumamente bien; nada podía romper la calidez de su corazón ante las acciones del alfa. Se sentó en el suelo con algo de esfuerzo y quitó la parte superior de su ropa porque debía cambiar su vendaje; esperaría a Hoseok, pero dada la situación, seguramente estaría ocupado.
De inmediato, sintió el frío calar sus huesos y soltó un quejido ante ello; aún así, continuó quitando su vendaje. Estaba algo embarrado de sangre y no era bueno dejarlo así por las horas que le quedaban del camino de vuelta.
Incluso pensar en que volvería a su casa se sentía irreal; vería a su hermana, a su pequeña niña, cuánto la extrañaba. Sus ojos picaron por las lágrimas que amenazaban con salir. Debía mantener la compostura; ya tendría tiempo de llorar cuando volvieran a verse. Lo que más lamentaba de todo era no poder volver junto con su padre.
Terminó de poner la venda nueva y se apresuró a vestirse otra vez; pudo ver a Mushu, quien se acercaba a él.
—Voy a ser tío, qué lindo —actuó como que lloraba, lo que provocó que JungKook rodara los ojos.