Secretos en la oficina

CAPÍTULO 7

Durante toda la noche, los pensamientos de Sam no la dejaron dormir, cada pensamiento que se deslizaba en la oscuridad estaba impregnado de la presencia de Mon, como si susurros invisibles le recordaban su mirada penetrante. Cerraba los ojos y podía sentir el suave tacto en su piel, como si Mon estuviera allí, junto a Sam. Los minutos se convertían en horas interminables mientras el eco de la voz de Mon resonaba en su cabeza, haciéndola revivir momentos intensos. Incluso en los momentos de descanso, sus sueños se entrelazaban con la imagen de Mon, como si su subconsciente se negara a dejarla partir. Así, entre susurros y suspiros, Sam se sumergió en la noche, incapaz de escapar del abrazo implacable de sus pensamientos, que solo tenían un destinatario: Mon.