CAPÍTULO 25

1.5K 105 11
                                    

Tras la boda, al día siguiente, Sam y Mon decidieron celebrar su hermosa luna de miel en una playa paradisíaca. Se dirigieron a una isla tropical de aguas turquesas y arenas blancas, donde el sol siempre brillaba y el aire estaba lleno de dulces fragancias de flores tropicales.

Al llegar, se encontraron con un lujoso resort frente al mar. Su habitación estaba decorada con pétalos de rosas y una cama con dosel, brindándoles un ambiente romántico y acogedor. Desde su balcón, podían admirar las impresionantes vistas al océano, escuchando el suave sonido de las olas que acariciaban la costa.

Durante el día, Sam y Mon se deleitaba caminando descalzos por la playa, dejando que la arena se deslizara entre sus dedos de los pies. Se aventuraron en el agua, donde se sumergieron en el abrazo refrescante del océano. Nadaron juntas, riendo y disfrutando de la libertad que solo el mar podía ofrecer.

Al atardecer, Sam y Mon se sentaron en la arena, contemplando cómo el sol se sumergía lentamente en el horizonte, pintando el cielo de tonos cálidos y vibrantes. Se abrazaban mientras los últimos rayos de luz acariciaban sus rostros, sellando ese momento de felicidad en sus corazones.

Por la noche, Sam y Mon tuvieron una cena romántica a la luz de las velas en la playa. Saboreaban su exquisito platillo y brindaban por su amor, prometiéndose siempre estar juntas, sin importar las mareas de la vida.

De vuelta a la habitación, Sam y Mon se sumergieron en un baño de agua caliente y espuma, Mon cerró los ojos y se dejó llevar por las caricias de Sam sobre su piel, Sin embargo, las palabras explícitas se desvanecian dejando que la intimidad y la sensualidad se conviertan en el ambiente mágico de aquel cuarto de hotel.

Secretos en la oficina Donde viven las historias. Descúbrelo ahora