Kuroo, de once años, veía televisión con su abuela, ambos demasiado interesados en el drama romántico de una sirvienta enamorada de su capitán de guerra, tan interesados estaban que, en cuanto la escena del capitán a punto de enterarse de que estaba siendo engañado, fue interrumpida por un comercial, soltaron un gemido mutuo de frustración.
"Estúpida televisión por cable, ¿yo para qué quiero un ridículo anuncio de perfume?" Kuroo soltó unas cuantas risas, consciente de que si su padre se enteraba de lo que su abuela decía frente a él, explotaría del enojo.
"¿Por qué siempre son tan raros los anuncios de perfume?" dijo, poniéndole atención al anuncio, notando que en el mismo una pareja se casaba, pero eran atacados por ninjas, luego el hombre se ponía al colonia y le aparecía una armadura con la que derrotaba a los ninjas, besaba a su ahora esposa y apuntaba la colonia hacia la cámara con un grito emocionado. "Eso no tuvo sentido"
"El vestido de la chica era muy hermoso, espero ese hombre le comprara un buen anillo para combinar..."
"Abuela, solo era un anuncio"
"No lo entiendes Tetsurou, a las mujeres les encanta la joyería, y más cuando se trata de casarse, ¿no querrías darle a tu futura esposa un buen anillo de bodas?"
Tetsurou miro sin mucho interés a su abuela y dijo: "No creo tener una esposa" y luego, el programa comenzó de nuevo, su abuela ignoro su comentario con un suave, es la edad, que Kuroo ignoro de igual manera. No, no era la edad, porque hasta donde Kuroo tenía entendido, si querías una esposa, primero tenias que salir con una chica y para eso tenía que gustarte una chica... Y si de algo estaba seguro Tetsurou Kuroo, a su edad de once años, es que no le gustaban las niñas.
Y de todas maneras, la persona con la que estaba casado, era todo, menos un fan de la joyería.
...
"Entonces... ¿Tetsurou y tu están casados?" pregunto Kozume Seiji con burla en su voz mientras jugaba al Mario Kart con su hijo.
"Si, aja" bufo por lo bajo el menor, mientras movía su cuerpo con el control, tratando de pasar al estúpido npc de Donkey Kong y así estar en segundo lugar y alcanzar a su padre, que iba de primeros.
"¿Y no me invitaste a la boda?" se siguió burlando, sabía perfectamente que su hijo se frustraria entre más relajado se viera, pues al pequeño este nivel le costaba y ver que alguien más lo pasaba con tanta seguridad le pagaba en su ego más de lo que le gustaría admitir. Y funcionó, porque en los últimos segundos Kenma tropezó con una banana y la mitad de los personajes lo sobre pasaron, dejándolo en décimo lugar.
"¡Banana estúpida!" Kenma vio la mirada que le lanzó su padre y tosió en su mano, "digo, ¡banana baja en potacio!"
"¿Qué?" soltó una risa, "¿qué clase de insulto es ese?"
"Es lo que dice Kuro cada que pierde en este juego por eso"
"Oh, claro, y ya que hablamos de tu esposo... ¿ya le diste un anillo?" siguió molestando, Kenma puso los ojos en blanco y dejo el control en la mesa para voltear a mirarlo con toda la indiferencia que podía demostrar un niño de diez años. "¿Qué?"
"Kuro fue el que me lo pidio, ¿no debería él darme el anillo?" explico, mientras hacía gestos raros con las manos, "digo, ¿imagina ir a buscar un anillo? Tienes qu pensar en cuanto mide el dedo de esa persona, y no sólo eso, tienes que saber su gusto en joyeria, y si quiere que sea algo costoso o no... ¿Si quiera quiere un anillo de bodas? Que tal si espera otra cosa, porque quiere que seas original... Y caminar de una joyería a otra, con el calor o el frío que puede hacer, simplemente un infierno, que fastidio"
Seiji se quedo congelado, con la boca abierta y se llevo una mano a la cara. "Siempre me impresiona tu habilidad natural de buscarle problemas a la vida Kenma"
"No son problemas, son realidades"
"Te preocupas mucho por los pequeños detalles, probablemente Tetsurou ni siquiera quiere un anillo"
"Si, tienes razón, a Kuro no le gusta la joyería"
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"-Marry Me-" Kuroken
FanfictionKuroo Tetsurou conocía a Kozume Kenma de toda la vida, y a lo largo de esa vida juntos le había dicho muchas cosas, unas buenas, otras malas, graciosas, importantes, o poco importantes, pero había una, de entre todo ese gran montón de palabras acamu...