2 fotos tuyas y un corazón que sufre callado.

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Querido tú:

Tuvimos presentación para recaudar fondos para el taller en un resto bar que había prestado el espacio para que nosotros pudiéramos bailar. 

Tu no participabas, no bailabas en esa ocasión pues por tiempo y trabajo no habías podido ensayar como debías y querías. Pero llegaste a apoyarnos igual, en los espacios de entretiempo en los que se hacían clases de salsa y baile entretenido (para que nos pudiéramos cambiar con un poco más de tiempo y poder descansar en lo que podíamos)  y ayudando a Camille a tener a las bailarinas formadas detrás de escena lista para poder salir al improvisado escenario. 

Me pidieron entre bailes apoyo para las clases de salsa. Javiera y yo fuimos a ayudar, al fin y al cabo teníamos ganas de ir pero no lo habíamos hecho porque no sabíamos si Camille nos permitía ir en ese momento siendo que luego presentaríamos.  Empezamos con calentamiento y marcación de pasos de salsa, y luego Felipe dijo que las mujeres formáramos un circulo y los hombres se pusieran a nuestra derecha. Tú Luciano, te pusiste a mi lado. ¿Sabes lo cómoda y feliz que me siento bailando contigo? 

Bailamos, me regañaste, nos reímos, seguimos bailando. 

Entre bailes y entretiempos, fui a buscar algo de comer. Fue ahí cuando vi en la barra a tu mujer y tu hijo. Que quede muy claro que no tengo nada en contra de ellos, se lo afortunados que son, ella por tenerte hace ya muchos años (incluso antes de que yo te conociera) y él por tenerte como papá... Pero seré sincera, si se me rompió un poco el corazón.

Al final del día cuando ya nos íbamos, Javiera y yo estábamos buscando nuestras cosas,  antes de irnos queríamos una foto post función. Ella te pidió a ti que nos tomarás la fotografía. Sacaste varias, capturaste nuestra locura en esas fotos. Le devolviste el celular, ella reviso las fotos. 

Javiera solo se río y me dijo que mirara. Además de nuestras fotos había dos selfies tuyas, que ella dijo que obviamente luego me enviaría. Y puede sonar un poco psicópata, pero después de estos meses aún las conservo en los archivos de mi celular. 

Porque al fin y al cabo son dos fotografía que puedo apreciar, y como soy masoquista y no te puedo olvidar, mi corazón la ve y sufre en silencio, sabiendo que no podrá ser más. 

Dear YouDonde viven las historias. Descúbrelo ahora