- Iván?-me quedó un rato procesando hasta que me doy cuenta que seguimos parados en mi puerta-. Pasa
Mientras él se adentraba con sus maletas y analizaba toda mi casa yo seguía sus pasos. Te voy a matar Rodrigo Carrera
- Quieres algo para tomar?
- No gracias -me comunica mientras se sienta en mi sofá- vine para hablar contigo principalmente
-Vale ¿Y Rodrigo?-digo mientras me siento en el sofá a una distancia razonable de él-. Porqué, ha venido, ¿verdad?
- Sisi, Rodrigo ha vendido. Lo único es que ha habido un problema con las habitaciones del hotel y solo nos han dado una con una cama individual
- Uhhh, mala esa
- Alexia, no lo alarguemos más, por favor -le miro a los ojos incitándole a que siga hablando-. Estas semanas he estado en la mierda sin ti. Sé que te lo he dicho ya cientos de veces, pero es la verdad. Lo siento mucho. No te haces una idea de todo lo que estoy arrepentido. Sin ti no soy nadie, te necesito, por favor, perdoname.
-Llevo semanas llorando por ti, Iván. Me hiciste mucho daño, pero supongo que sí. Te perdono. Pero empezemos de cero, ¿si? Volvamos a ser cómo cuando nos conocimos, cuando no éramos nada. Empezemos de nuevo en todos los sentidos. Seamos amigos y veremos cómo sigue nuestra historia.
No pude más y me acerque a él para terminar estando abrazados, extrañaba mucho sus abrazos, y él no dudó y me correspondió el abrazo. Como extrañaba esto: esta sensación, el alivio de tenerlo cerca, su olor, su personalidad, su tacto, le extrañaba tanto.
Estabamos tan bien hasta que escucho a alguien picando la puerta. Después de unos segundos más de estar abrazados me puse de puntillas y le di un beso en la mejilla.
- ¿No podía haber sido más al centro? -me preguntaba mientras se señalaba los labios
Me miró con una cara divertida y con los ojos levantados. Me sonrojé un poco por su reciente comentario y negué con la cabeza.
Estábamos tan bien cuando se escuchó la puerta, otra vez.
- ABRIME YA O TIRO LA PUERTA
Y adivinen quién era
- Tanto te costaba abrirme amiga?!- exclamó mientras me abrazaba y yo le devolvía el abrazo
- Iván, ¿tu ves a alguien? -decia mientras me ponía la mano en la frente, como los marineros, y simulaba buscar a alguien a lo lejos-. Uy perdón, estas aquí abajo.
Muchas veces nos hacemos este tipo de bromas, ya que tenemos una diferencia de altura de 6 centímetros. El mide 1,64 y yo 1,70. Luego está Spreen, que es más alto que yo por 10 centímetros, midiendo 1,80, y eso me convierte en la mediana de los tres.
- Ya no eres mi torre favorita
- Eu amigo, ¿cómo que era tú torre favorita, no era yo boludo? -se hizo el dolido mientras nosotros dos nos acercábamos al sofá-. ¿Pudiste solucionar el problema de la habitación?
- Los pelotudos del hotel no me quisieron dar otra habitación -dejó de mirar a Iván para ahora mirarme a mi- ¿Vos tenías una cama de sobras verdad?
- Si, la sigo teniendo
- Pues Iván, ya te podés ir instalando, porque yo ya dejé todas mis cosas en el hotel
- Vale, amigo -dijo remarcando la última palabra