Lluvia de estrellas

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Le gustaba mucho escuchar a Pansy tararear. Especialmente cuando se encontraba ansioso o triste. Le había contado todo lo que Snape le dijo, con varias lágrimas de por medio. Aún sentía ese dolor horrible incrustado en su pecho. Pansy lo consoló. Le dijo que nunca estaría solo mientras ella estuviera viva.

En este momento se encontraban en la sala común slytherin frente a la fogata. Draco tenía su cabeza recostada en el regazo de su mejor amiga mientras esta le daba caricias en el cabello y tarareaba con tranquilidad. Pansy siempre sería una de sus personas favoritas.

Tenía los ojos cerrados aún levemente hinchados por su reciente llanto y su nariz estaba ligeramente roja. Jugaba con su anillo dándole vueltas en su dedo, consideraba que era mejor que autolesionarse, sus dedos ya estaban demasiado dañados. Odiaba ver a Harry triste al ver sus manos.

Pensó más en Harry y el por qué lo extrañaba tanto.

Y Draco se quedó dormido.

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—Amor, pásame el polvo de cuerno de unicornio.

El rubio se encontraba removiendo la poción en el caldero mientras leía las instrucciones en el libro de Avanzadas Elaboraciones de Pociones.

—Aquí esta—le pasó el pequeño frasco que contenía el ingrediente y se acercó curioso viendo las acciones de su novio—te ves tan lindo haciendo pociones.

Draco vertió el polvo lentamente en el caldero y miró al pelinegro mientras sus labios se curvaron en una sonrisa—me veo lindo haciendo cualquier cosa—levantó las cejas orgulloso.

—Presumido.

—Ajá, aún así me amas.

—Tristemente, sí—soltó con falsa lástima.

Rodó sus ojos grises y Harry se acercó besando su pálida mejilla. No le importaba estar en medio de una clase con Severus Snape al parecer. A Draco le gustó.

—¿Estas ocupado esta noche?

—Hm, solo tenía pensado adelantar tarea con Hermione, ¿por qué?

—Me gustaría ir a la torre de astronomía, hay lluvia de estrellas hoy.

Puede decirse que amaba la astronomía y las constelaciones tanto como a Harry. Después de todo su propio nombre tiene origen de una constelación.

—Eso suena mucho mejor, a la mierda la tarea—Harry levantó los hombros y rio.

Draco sonrió mirándolo de reojo y se deleitó con el sonido de la risa de su novio. Era como escuchar su canción favorita.

La risa de Harry era como música clásica.

Tenía una simetría perfecta, parecía hecha por un famoso compositor en uno de sus mejores días, el rubio no se imaginaba su vida sin esa melodía. Su pecho se apretó dolorosamente.

🤍———————

Malfoy se encontraba apoyado en el barandal de la torre de Astronomía admirando silenciosamente el paisaje. Recordó los momentos de guerra en donde este mismo castillo estaba cayéndose en pedazos, cuando mostró ante todos cómo su familia estaba del bando oscuro. Su cabeza dolió fuertemente al ver la imagen de Harry en los brazos de Hagrid.

—La noche está muy bonita—escuchó la voz de la persona en quién pensaba y se sobresaltó un poco. El pelinegro se posicionó a su lado.

—Lo está—confirmó Draco.

Harry observó cómo el rubio cabello de Draco reflejaba la luz de la luna. Era como si reflectara luz por sí mismo. Sintió mariposas cuando los ojos grises se encontraron con los suyos, era como si se enamorara de él cada día sin falta, como si se enamorara una y otra vez.

Y Draco sentía exactamente lo mismo con Harry. Perdía la cabeza por él hasta volverse loco.

—¿Cuándo empieza la lluvia de estrellas?

—Hm, no falta mucho—respondió mirando su reloj plateado.

El gryffindor asintió y recostó su cabeza en el hombro del slytherin. Sintió leves cosquillas por su cabello desordenado y sonrió con dicha sensación. Olía a amortentia.

—Potter.

—¿Hm?—soltó con tono de diversión por ser llamado aún por su apellido luego de tanto tiempo.

Draco bajó un poco su rostro para quedar de frente con el de Harry a una distancia muy corta.

—¿Por qué me hiciste amarte tanto?—se sorprendió un poco a sí mismo por lo que dijo. Era empalagoso, pero estaba bien si solo era con él.

—Te hago la misma pregunta a ti.

Se sonrieron, y un segundo después se besaron. Empezó lento y dulce, eran casi roces. Solo disfrutaban de la textura y la sensación de los labios del contrario. Era una sensación tan conocida, pero una de la que nunca se aburrirían. Podían hacer eso por horas y no se darían cuenta.

No sabía exactamente como terminaron sentados en el suelo o como terminó sobre las piernas de su novio. Este tenía sus brazos alrededor de su cintura apegándolo a su cuerpo mientras él tenía sus manos en su nuca enredando su cabello entre sus dedos. El beso ya no era lento ni dulce, ahora era caliente y desesperado, se volvió un caos en cuanto sus lenguas se encontraron.

Sus respiraciones ahora eran irregulares, con sus cuerpos subiendo de temperatura gracias a sus acciones.

Harry dejó marcas a lo largo de su pálido cuello lentamente. Sus labios se sentían tan bien en cualquier parte su cuerpo, era como si estuvieran hechos para eso. Eran tan perfectos como el dueño de dichos labios.

Draco empezó a mover sus caderas ligeramente para frotarse con él y ahogaron un gemido ante el nuevo estímulo. Ambos ya estaban duros. Que estuvieran en lugar público tal vez los excitaba más.

—Pueden vernos, Harry—dijo en un susurro. La verdad es que no le importaba. Quería seguir.

—Nadie viene a esta hora aquí...—apretó su cintura y Draco jadeó—¿Quieres que me detenga?

—Te atreves a parar y no te hablo en una semana—le advirtió con seriedad entrecerrando sus ojos.

—Así me gusta, bebé—dijo con una sonrisa ladina.

Draco y Harry se perdieron la lluvia de estrellas.

🤍———————

—Draco, Draco—Theo trató de despertar a su compañero de cuarto—estás soñando.

Se levantó de golpe, asustado y con sus ojos cristalizados. Tenía la maldita misma pesadilla desde que empezó el curso.

—¿Estás bien? Otra vez gritabas—suspiró Nott con cierta preocupación—tengo filtros de paz por si quieres.

Draco negó y refregó sus ojos apartando las lágrimas acumuladas. De todas formas, sabía que no lograría dormir de nuevo.

—¿Te... gustaría hablar?

—Soñé con la guerra—dijo sin mirarlo. No le gustaba hablar acerca de sus problemas.

—Sé que ha sido difícil para ti—dijo con voz gentil—Sé que los querías mucho.

Draco pensó que hablaba de sus padres y solo asintió.

—Duerme, Theo. No gritaré de nuevo, lo prometo.

—Me puedes avisar si necesitas algo, no me molesta—le afirmó antes de regresar a su cama.

"Theodore era un buen chico" pensó Draco. Tal vez debería hablar un poco más con él.

Draco no pudo dormir más esa noche.

Hold On (drarry/harco)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora