Capítulo 4: Kōhī

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A veces nos preocupamos por cosas que no deberíamos, gastamos nuestra energía en cosas inútiles y perdemos el enfoque de lo que es verdaderamente importante, a veces somos idiotas y nos dejamos llevar por la corriente, sin saber que al final del río hay un acantilado.

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Corría hacía la escuela, literalmente. Me había enredado en las sábanas, porque me quedé hasta muy de madrugada hablando con Adam. Justo cuando iba a tomar su llamada cortó, revisé sus mensajes en los cuales me explicaba que su perro estaba muy enfermo, por eso se encontraba mal en la mañana, mientras estaba en la escuela su hermano lo fue a buscar porque Biggy había muerto, dijo que convivió con él desde que ambos eran pequeños, que le tenía mucho aprecio y por eso le había afectado tanto su muerte. Entendí su dolor, pues yo ya había pasado por ese suceso, le conté que hacía ya dos años que mi perrito Pucky había fallecido y que me afectó mucho. También me dijo que la llamada había sido sin querer, pensó que ya estaba dormida y me pidió disculpas por si me había despertado. Continuamos hablando y sin darnos cuenta nos dieron las 3 de la madrugada, dimos por terminada la conversación y cuando estaba preparada para irme a dormir recordé que no había terminado el proyecto así que lo de dormir quedo suspendido.

No había dormido nada, parecía un panda por las ojeras, mi cabello extremadamente rizado estaba completamente despeinado y parecía una loquita de centro. Sin duda este no era mi mejor día.

Lo estaba pasando fatal, el sueño me estaba consumiendo, ponía todo mi esfuerzo para no quedarme dormida en las clases. Tenía planeado usar la hora del almuerzo para dormir, pero todos mis planes junto con mi sueño se fueron a la basura en un instante cuando Adam bajó al segundo piso con un café en sus manos.

– ¡Hola! – saludó mientas estiraba su mano en forma de saludo, devolví el gesto.

– No sabía que tomabas café – agregué mirando el vaso que sostenía.

– No, no tomo café – dijo sonriente. Lo mire extrañada.

  – ¿Entonces? – dije mientras expresaba confusión en mi cara.

– Es para ti, parece que lo necesitas – me extendió el vaso para que lo tomara. Mi cerebro dejó de trabajar, mi sistema nervioso estaba en descontrol, podía escuchar una alarma de alerta dentro de mi cabeza. Unos segundos después levanté mi mano y tomé el café.

 – ¡Gracias! – dije con una voz que para mi sorpresa salió firme.

Adam sonrió y se sentó al lado mío, durante unos minutos permanecimos en silencio, el silencio entre nosotros no era incomodo, era esa clase de silencio que te hace sentir seguro, un silencio que te hace sentir en paz.

Durante todo ese tiempo no me había atrevido a mirarlo, pero mi curiosidad pudo más que mi cordura, gire mi cabeza y observe con cuidado cada detalle de su perfil.

Tenía unas hermosas cejas tupidas, su nariz era recta, sus labios no eran muy carnosos, pero tampoco finos. Mi vista subió a su cabello, era una maraña de cabellos rizados castaños pero que en algunos lugares parecían ser rubios por la luz que en ellos se reflejaba. Me dieron ganas de tocarlo y justo cuando estaba por alzar mi mano Adam volteo su cabeza.

– ¿Por qué me miras tanto? – su voz sonó sorprendentemente ronca y con un tono bastante bajo que apenas pude escuchar. Sentí mi cara ponerse roja y la oculté con mis rizos.

 – Perdón si te hice sentir incomodo. – Adam solo asintió levemente. - ¿Puedo tocar tu cabello? – agregué, él me miró durante unos cortos segundos y volvió a asentir.

Adam era muy alto, incluso sentado se notaba que su altura no era un juego, por lo que tuve que alzar mi mano para poder tocar su melena. Su cabello era suave y sedoso, aunque se sentía un poco áspero en las puntas, jugué durante unos minutos con el, pero mi brazo no tardo en cansarse. Adam notó esto y bajo su cabeza, agradecí ese gesto.

– ¿Me prestas tu celular? – preguntó de repente.

– ¿Eh? – fue lo único que pude articular.

– Si, para ver imágenes – agregó.

Le pase mi celular en la aplicación de Pinterest para que pudiera ver lo que le gustara. Lo observé durante unos segundos y no pude creer lo que veía. El famoso Adam Grey el chico del aura misteriosa se encontraba a mi lado, viendo imágenes en mi celular mientras acariciaba su cabello como a un niño. Si no lo hubiese vivido, no lo hubiese creído.

En ese momento recordé algo muy importante.

- Adam – llamé captando su atención, el me miro expectante, esperando a que continuara - ¿Quiere salir conmigo el 14 de febrero?

- Si, me encantaría – dijo sin dudar. 

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Holiiii, primera vez que me dirijo a ustedes en esta nueva historia. En estos días estoy publicando seguido porque estoy de vacaciones, pero a veces la que toma vacaciones es mi inspiración, así que aprovechen ahora, porque después tendrán que tenerme paciencia. Espero que les este gustando, acepto críticas constructivas y sugerencia. Si ven alguna falta ortografica por ahí, avisenme escribo desde Wattpad y aquí no corriguen las faltas ortograficas.

Es un placer que me lean.

Besitos y Bye

Para quien pudo ser "Mi Chico".Donde viven las historias. Descúbrelo ahora