Todo tiene un final. En ocasiones la vida nos toma compasión y avisa que las cosas están por terminar, pero hay casos en que no le importa como nos vamos a sentir y mueve los hilos para que todo acabe de repente, sin aviso, sin anestesia. Busca que sintamos el dolor, el dolor de clavar un cuchillo en nuestro pecho y no retirarlo, para que en cada pequeño movimiento experimentemos como se siente no ser amado.
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– Entonces me miro y dijo "Si, me encantaría" – cuando terminé la frase, solté un grito de alegría, la mamá se Denisse abrió la puerta de repente con pánico en su cara.
– ¿Qué pasa? ¿Está todo bien? – dijo la señora Bedford, era una mujer de estatura promedio, con marcadas curvas, cabello lacio negro hasta la cintura, tez clara, unos ojos verdes encantadores, con un rostro angelical, era hermosa.
– Lo siento señora Bedford, me emocioné – el semblante de la señora se relajó.
– Cariño, estoy cansada de decirte que puedes llamarme por mi nombre "Marry" – agregó con una voz dulce.
– Lo siento señora Marry – dije.
– Esta bien, no hay problema, pero no te emociones tanto o despertaras a la bebé – dijo la señora Marry antes de retirarse.
Estaba en la casa de Denisse, cuando salí de la escuela había ido directo a su casa, porque mientras yo estaba en un búrbuja con Adam, ella estaba sintiendose muy mal, un fuerte dolor de cabeza la atacó y se tuvo que ir, según ella me vio en un "momento muy íntimo" y no quiso interrumpir, por eso se fue sin decir nada.
Denisse estaba decaída, y estoy segura que no era por su dolor de cabeza, por eso trate de contarle lo que pasó con Adam, para animarla. Normalmente ella hubiese dicho "esa es mi chica", hubiese sonreido y hubiese dado saltos de alegría conmigo. Lo único que hizo fue brindarme un sonrisa forzada para luego perderse en sus pensamientos.
Me sente a su lado en la cama y empecé a acariciar su hermoso y largo cabello rubio, ella no hizo ni un solo movimiento, su mirada estaba fija en la vacio, en la nada.
– Denisse – la llamé pero no respondío. – ¡¡Denisse!! – llame con más fuerza. Ella elevó su mirada hacía mi. – ¿Qué pasa? ¿Tienes algún problema? – ella volvió a bajar su mirada, pensó durante un momento y luego respondió
– Se trata de Madden – Madden era el novio virtual de Denisse, un chico posesivo que no me caía para nada bien, solo con escuchar su nombre sentía mi sangre arder. Se habían conocido en Sidney, al parecer el viviá en el mismo piso que el padre de Denisse, se encontraron por primera vez en el ascensor y ella quedo flechada por su cabello cobrizo brillante, sus ojos azules que se parecian al mar, sun sonrisa de dios griego y por su figura de deportista, parecía tallado por afrodita la diosa de la belleza, así lo describía Denisse. Yo solo lo había visto en fotos, y para mi no era la gran cosa, aunque ella lo veía con los ojos del amor, hay estaba la diferencia.
–¿Qué pasó con Madden? - pregunté. Vi a Denisse dudar, y si ella dudaba es porque no quería hablar de eso. – Está bien, no tenemos que contarnos todo para ser amigas. – agregué.
– Gracias Kat, prometo contarte después. – me limite a sonreir. – Oye, podrías contarme de nuevo como invitaste a Adam a salir, no te escuche la primera vez.
– En marcha. – Respondí y luego empecé a contarle todo de nuevo.
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Viernes 10 de febrero
7:14 a.m
Eso era lo que figuraba en la pantalla de mi celular, tan solo faltaban 4 días para el 14 de febrero, si, tenía los días contados. No me gustaba salir mucho de casa, nunca me gustaron las multitudes, un día como ese, todos los lugares estarían abarrotados de gente, pero si era por Adam podría soportarlo, después de todo fui yo quien lo invité.
Los viernes, los estudiantes limpiaban sus salones y después de eso la mayoría de los profesores no daban clases, por lo que, luego de limpiar ya no había mucho que hacer.
El aula estaba radiante, ni siquiera había una mota de polvo en el lugar. Me encontraba sola en salón, porque todos mis compañeros estaban en el pasillo. De repente Mike se asomó por la puerta, murmuró algo que no pude escuchar y se fue sin siquiera saludar, lo mire extrañada pero no me moleste en seguirlo y preguntarle que había sido eso. Estaba viendo ideas de outfits en Pinterest, estaba muy concentrada en ello, así que no me percaté que había alguien frente mío, hasta que habló.
– Hola – dijo suavemente. Levante mi rostro y pronuncié su nombre.
– Adam.
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Adam
Me encontraba sentado en el pasillo frente a mi salón con Mike. Después de conocer a Karen me hice más cercano a él, pues él fue quién me habló de Karen. Así que no fue sorpresa para mí cuando me llegó un mensaje de ella por Instagram.
Había algo que me atraía de ella, no sabía si era su apariencia, por lo pequeña que se veía en comparación conmigo o por su enorme maraña de cabellos rizados que siempre había querido tocar, pero que no nunca me había atrevido. Quizás eran sus ojos marrones casi negros que parecían iluminarse cuando me miraban. Tal vez fuera todo lo contario y lo que me atraía era su forma de ser, de cómo era inteligente, pero al mismo tiempo un poco tonta, de como era tan tímida y al mismo tiempo valiente y con iniciativa. Tenía vivo en mis recuerdos cuando hablamos por primera vez en persona y como se había sonrojado de la vergüenza. También cuando me invito a salir, se veía tan decidida que sin pensarlo le dije que sí. Sin darme me cuenta me había empezado a interesar por ella y eso me asustaba.
Me había perdido en mis pensamientos y solo me percaté de ello cuando Mike se paró y sin decir nada se fue, creo que lo estuve ignorando todo este tiempo. No lo seguí, no lo llame, simplemente me quede en silencio. Unos minutos después Mike volvió y me dijo.
– Karen te mandó a buscar – Lo mire por unos segundos, esas palabras se habían vuelto familiar. Según Mike, Karen siempre me mandaba a buscar, aunque comencé a pensar que eran mentiras, ya que ella se sorprendía siempre que me veía llegar.
– ¿Dónde está? – pregunté.
– En su salón. – respondió él.
Sin decir nada, emprendí mi camino hacía el salón de Karen. Cuando llegué, me apoyé por unos segundos en el marco de la puerta a observar el panorama. Ella estaba el fondo del salón, era la única persona que estaba dentro, estaba muy concentrada viendo algo en su celular, tristemente no podía ver su cara porque sus rizos marrones la tapaban. Me acerqué a ella, durante unos segundos no dije nada, y ella no se percató de mi presencia, estaba realmente concentrada.
– Hola – dije, de inmediato levantó su cabeza, y sus ojos parecieron brillar, me gustaba verlos, pero ella nunca mantenía el contacto visual por mucho tiempo.
– Adam. – me gustaba escucharla decir mi nombre, de alguna manera lo hacía sonar diferente.
Me senté a su lado, no sabía que decir, al parecer ella tampoco. Nunca fuí de los que buscaban tema de conversación, muy bien podría permanecer horas en silencio sin que un solo sonido saliera de mi boca. A ella no parecía incomodarle que hablara poco y eso me gustaba, pero aún así quería hablar con ella y escuchar su voz. Todas las noches me imaginaba teniendo largas conversaciones de diferentes temas con ella, pero cuando la tenía enfrente no podía decir nada.
Ella dejo de usar su celular para prestarme atención. Su vista se fijo en mí, ella hacía eso con mucha frecuencia, no me incomodaba su mirada, pero tampoco me acostumbraba a ella. Sentía como detallaba y admiraba cada parte de mi rostro. Ella alzo su mano y comenzo a acariciar mi cabello, le gustaba hacer eso y a mi no me molestaba. De un momento a otro sus dedos empezaron a tocar mi rostro, empezó por el contorno de mis cejas, luego el de mis ojos y por reflejo los cerré, su dedos bajaron por mi nariz y se detuvieron en mi labios, cuando sentí el contacto mi corazón latió fuerte y por primera vez en mucho tiempo me sentí nervioso.
– Adam – me llamó ella y abrí mi ojos, espectante. – ¿Puedo besarte? – Todo se detuvo y por un momento, solo fuimos ella y yo.
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Para quien pudo ser "Mi Chico".
RomanceSiempre que pienso en ti, me voy al principio, al principio de todo, a ese "Hola" por Instagram.