Damián Muller esconde tras esa fachada de perfección un lado oscuro y monstruoso. Su sed de poder y obsesión por obtener lo que quiere sin importar las consecuencias lo lleva a cometer actos crueles y malévolos.
Poco a poco, su verdadera naturaleza...
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Eva Miller
Mi mirada se mantiene clavada en la carretera, mientras mis manos están aferradas al volante. Piso el acelerador, aumentando la velocidad del vehículo. Quiero llegar lo más rápido posible. Solo deseo estar en casa, donde sé que estaré a salvo y fuera de peligro.
Todo mi cuerpo está tenso, siento un escalofrío recorriendo mi espina dorsal, y mi pecho sube y baja rápidamente.
Después de todo lo que ha pasado esta noche, solo anhelo estar en casa, a salvo. Recuerdo cada detalle, aunque todo parece un poco borroso debido a lo rápido que ocurrió todo.
Caos
Sangre
Muerte
Gritos
Humo
Disparos
Más coas
Antes de que alguien pudiera decir una palabra, todo sucedió de forma rápida y caótica. Las luces del lugar fallaron, sumergiéndonos en la oscuridad de golpe. Los disparos desencadenaron el caos, y los cuerpos caían al suelo sin vida, mientras otros corrían en un intento desesperado por salvarse, pero no todos lo lograron; muchos murieron. Un extraño olor químico comenzó a impregnar el aire, seguido por el humo que oscurecía aún más el ambiente y dificultaba la visión.
Todo estaba envuelto en completa oscuridad, excepto algunas partes iluminadas por luces de otros edificios y por la luz de la luna que se filtraba por las ventanas.
Alguien chocó conmigo, haciendo que mi arma cayera al suelo. No intenté recogerla, solo corrí por instinto, dejando atrás a todos en mi huida. Busqué una salida rápida para alejarme del lugar lo más posible.
No quería morir, no estaba preparada para eso, no aún.
Decidí no darle más importancia a lo que había presenciado y simplemente me enfoqué en la carretera para llegar a casa cuanto antes.
A medida que continuaba por el camino hacia mi hogar, noté que dos patrullas de policía y una ambulancia se dirigían hacia el lugar, en el otro lado de la carretera, en dirección opuesta a la mía. Me tensé por unos segundos, pero decidí mantener la calma y no darle importancia.
En unos minutos, finalmente llegué a la calle de mi casa. Solo tenía que seguir conduciendo derecho hasta llegar y finalmente estaría a salvo y fuera de cualquier peligro.
Seguí conduciendo, enfocándome simplemente en querer llegar a casa. Empezaba a sentirme más aliviada y segura, ahora que solo tenía que seguir conduciendo hasta llegar. Pude ver mi casa desde esta distancia, ya que no quedaba muy lejos.
Pero toda esa tranquilidad, seguridad y alivio desaparecieron nuevamente al pasar frente a la casa de los Müller, esa familia que parecía normal y tranquila. Sin embargo, sabía perfectamente que algo no estaba bien con ellos desde que se mudaron a este vecindario.
