Al llegar al bar ya estaban ahí las amigas de toda la vida de la ojiverde.
Lucía, Verónica, Alexa y Keana, quienes conversaban animadamente en la misma mesa de siempre, cerca de la barra al fondo del lugar, ajenas a la de cabello azabache quien se encontraba en medio del establecimiento decidiendo si acercarse o no.
La ojiverde condujo hacía el bar decidida de contarles todo a las chicas con la esperanza de recibir contención y concejos de su parte e incluso sintió alivio al verlas ahí, pero también sintió ser invadida por la vergüenza.
Jamás se imaginó ser una mujer engañada por su marido.
¿Qué pensarían sus amigas de ella al saberlo?Lástima seguro sentirían.
¿Pensarían que es una idiota, tal cual como ella misma se sentía?
Y es que aún no lo entendía.
¿Por qué Mason tendría una amante? ¿Qué le hacía falta?
¿Tan mala era en el sexo?
Lauren no sabía mucho, es decir, Mason fue el primer y único hombre en su vida. Está demás decir que fue con él con quien perdió la virginidad; a los diecisiete años, quedando así embarazada de su primogénito, Bosco Miller, motivo por el cual se casaron poco antes de que el niño naciera. Lauren tenía tan sólo 18 años cuando contrajo nupcias.Era una niña.
Las cosas que sabía, sexualmente hablando, las había aprendido con su esposo en la cama. Juntos.
El hombre jamás se quejó ni tampoco le exigió o pidió que hiciera algo diferente a lo que Lauren hacía.
Creía que era suficiente, creía satisfacer plenamente a su marido, pero tal parecía que no era así... ¿O es que era algo más que sólo sexo?¿Amor?
¿Mason estaba enamorado de la "morenita"?
¡Agg! Es que de sólo pensar en aquel emoji de fuego junto a ese apodo tan ridículo le revolvía el estómago y como olvidar aquella maldita berenjena que aún no sabía su significado.
Por más que lo analizaba no tenía sentido pensar en Mason como un hombre infiel.
Era tan amoroso y atento con ella y con sus hijos.
Dios mío, ¡sus hijos!
Lo amaban tanto, lo admiraban como sólo un niño admira a su padre, y no sólo ellos, Lauren también lo hacía.
Aunque bueno, aquel respetable hombre no era tan perfecto después de todo.No sabía que hacer, no sabía si le pediría el divorcio o alguna explicación, o si tan sólo haría como que no vio nada y seguiría con su marido infiel como si todo estuviera perfecto, como antes de abrir los ojos de tal manera.
Y es que si ella abría la boca, su matrimonio se acabaría y sus hijos la odiarían.
La odiarían por correr a papá de casa. Por sólo tener los fines de semana para compartir con él.
Probablemente elegirían irse con Mason, sin pensarlo, dejándola sola.Suspiró profundo, permitiendo que el aire llenara sus pulmones, tomando finalmente la decisión de ir con sus amigas. Actuaría como si nada, no les contaría acerca de la infidelidad de Mason, no se sentía preparada aún. No para ser juzgada.
Ella todavía no lo digería, incluso ya estaba dudando si realmente lo había visto o lo había imaginado todo.
Así que solamente se sentaría y compartiría con ellas el agradable momento en compañía, mientras tomaba como una desquiciada.-¡Jauregui! Llegas tarde. - Reclamó Verónica señalando el reloj invisible que posaba en su muñeca izquierda.
Era cierto, se había retrasado y cómo no hacerlo después de la bomba que le había caído esa misma tarde. Necesitó tiempo para recuperarse, ya que se sentía sofocada y mareada.
Tomó una ducha creyendo que el agua tibia se llevaría todos sus males, pero no fue así.
Se sintió de pronto más pesada, con una extraña sensación en el estómago, como de vacío y estaba segura que no era por falta de alimento. Era diferente aquel sentir.
ESTÁS LEYENDO
Dulce Pecado (Camren)
Fanfic"Esa mujer es el pecado en carne y hueso, un demonio vestido de ángel, esa manzana que cualquiera está dispuesto a comer aún sabiendo que está envenenada y morirás antes de terminarla."