✧; capítulo veintitrés

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Louis se aburría con mucha facilidad

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Louis se aburría con mucha facilidad.

Llevaba media hora utilizando el celular, estaba jugando un estúpido juego que descargó para matar los minutos y ya quería arrojar el aparato contra la pared por no poder pasar del nivel treinta.

Había desperdiciado todas las vidas que el maldito juego le proporcionó, tenía que esperar quince tediosos minutos a que el sistema le generara una nueva y la peor parte, era que probablemente la perdería en cuanto presionara el botón de "start".

Respiró extenso, colocando el celular bloqueado en su bolsillo y erradicó la comezón que surgió en su lagrimal izquierdo, al tallarse la zona con los nudillos.

Luego de eso, se fijó en el enorme tocador con bombillas encendidas que se alzaba al fondo del camerino y admiró silenciosamente al chico que se hallaba sentado frente a él, pareciéndole curiosa la forma en que su sonrisa se mantenía al mirarse en el espejo, mientras su cabello era peinado con meticulosa calma.

Harry estaba amando completamente la forma en que sus rizos eran entrecruzados en preciosas trenzas por las hábiles manos de un individuo que se había presentado como Leo.

Al parecer, era el asistente personal del trapecista y a Louis no le provocaba conflicto que el muchacho estuviera ahí, pues exclusivamente se encargaba de desempeñar su trabajo como cualquier empleado y no podía objetar, era bastante servicial.

Pero de haber sabido que se iba a demorar tanto tiempo en solo peinarlo, no habría accedido a ir al nuevo circo dónde el menor laboraba.

Y es que después de que el mocoso se apareciera en la entrada de su casa, con una mochila colgando en la espalda y la cabeza de un elefante saliendo de ella, no encontró los vocablos correctos para negarse a la invitación.

Entonces, acabó en el enorme vestidor, tirado en el sofá individual y esperando a que terminaran de mejorar su aspecto.

—Bicho, ¿te falta mucho? —cuestionó, apoyando su barbilla en la mano.

Lo miró por el reflejo del espejo y hubo una angelical sonrisa que le sacudió las entrañas.

—Uhm... ¿Falta mucho, Leo? —Le preguntó al joven que se dedicaba a atusar su cabellera.

—No, ya estoy por terminar —resolvió, tejiendo el final de la segunda trenza—. Creí que sería más complicado por el tipo de cabello que tienes, pero en realidad es muy manejable.

—Me lo cuido demasiado, uso variedad de productos para que no se maltrate.

—Se nota, está en perfecto estado.

Harry achinó los bordes de sus ojos con orgullo, sabía que la sedosidad de sus tirabuzones era símbolo de encanto.

Por su lado, el vidente bufaba, observando los cuadros decorativos que adornaban los muros del espacio. Iba a quedarse dormido, en un descuido bajaría los párpados y empezaría a roncar, asustando a los otros dos con los ruidos extravagantes que emitía al descansar.

It's all an act 🎪 || larry stylinsonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora