Capítulo 4

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Sebastián

Se me estaba haciendo difícil sacar de mi mente la actuación de Emily en las audiciones. La gracia y la pasión con las que se movía en el escenario me habían dejado completamente fascinado. Cada uno de sus movimientos era una manifestación del arte y la expresión en su forma más pura. En la forma como movía sus pequeñas manos que con ellas se tocaba el rostro y los brazos, en como daba giros perfectamente ejecutados, en sus pezones que me pedían ayuda debajo de la tela blanca para ser atendidos, en la forma que sus ojos negros demostraban su hambre por comerse al mundo, todo en ella era arte; hasta su pequeña mancha de humedad ente sus piernas.

El viaje de regreso a casa después de las audiciones pre eliminatorias fue un torbellino de emociones para mí. Mi mente seguía cautiva por la actuación de Emily, y cada movimiento suyo se repetía en mi cabeza como una danza eterna. No odia evitar adular su talento y la forma en que se expresaba a través de la danza. Era como si pudiera leer sus pensamientos y sentimientos a través de su danza, como si cada movimiento fuera un capítulo de una historia inacabada. Me quedé maravillado por la forma en que Emily se entregaba por completo a la música. Cada nota parecía fluir a través de su cuerpo, transformándose en movimiento y energía. Era como si se fundiera con la melodía y se convirtiera en una extensión de la música misma. Sus expresiones faciales, sus gestos delicados, cada parte de su ser transmitía una pasión arrebatadora.

No pude evitar sentir una atracción magnética hacia ella. Sus ojos brillaban con una intensidad que me hipnotizaba, y su cuerpo se movía en perfecta armonía con el ritmo. Era evidente que había dedicado innumerables horas de ensayo y disciplina para perfeccionar su arte. Su dedicación y su talento eran admirables, y no pude evitar sentirme atraído por esa determinación y pasión que emanaba de ella.

La forma en que Emily se expresaba a través de su danza era cautivadora. Cada movimiento era una pincelada en un lienzo en blanco, una forma de comunicación que iba más allá de las palabras. Sus giros eran como remolinos de emociones, y sus saltos parecían desafiar la gravedad misma. Cada vez que deslizaba por el escenario, era como si creara magia con su cuerpo y sus ojos eran como estrellas, con luz indomable dentro de ellos.

Al llegar a casa, me encontré en la cocina a Lilith. En estos meses, no fueron nuestros mejores momentos, desde que intentamos hace un año tener hijos y ella no pudo quedar embarazada, ya no es lo mismo. En mi juventud la conocí, la amé conforme nos fuimos conociendo, ella era tan alegre; tan simpática; tan vivaz; era como una bocanada de aire fresco. Pero supongo que la relación se fue deteriorando con los años.

Lilith notó la expresión en mi rostro y supo que algo había sucedido durante las audiciones. Nos sentamos en el sofá, y no pude evitar contarle sobre la increíble actuación de Emily.

-"Lilith, nunca antes había visto a alguien bailar con tanta pasión y entrega a la música"- le dije con admiración. –"Cada movimiento de esa niña, Emily, estaba lleno de emoción, como si pudiera leer su corazón a través de su danza. Era como si estuviera contando una historia con cada gesto, y todos se encontraban atrapados en su narrativa"- No sé cómo se lo tomara pero decirle en parte que me atrae, me es liberador.

Lilith me escuchó con atención, consciente de que su esposo estaba hablando de otra mujer. Pero no dramatizó. Ella conocía mi amor por la música y el arte, y sabía que cuando algo me impacta de esa manera, no podía evitar expresarlo.

-"Sebastián, cariño, es normal sentirse impactado por la belleza y la pasión de otros artistas. Siempre supe que eras un amante del arte y que encuentras inspiración en las expresiones creativas de los demás. Es hermoso ver cómo te impacta profundamente la pasión de Emily."-

Asentí, agradecido por su comprensión, pero en lo más profundo de mí, sentía algo más que una admiración artística. Había una conexión inexplicable que me unía a Emily, una atracción que lamentablemente no podía extinguir.

-"Cuando nuestros ojos se encontraron en la audición"- confesé- "sentí algo más que una simple conexión artística. Fue como si un hilo invisible que nos unía, una energía compartida que trascendía en el escenario. No puedo evitar preguntarme si ella también sintió esa conexión, si pudo sentir la intensidad de mi mirada y la atracción que despertó en mí."-

Mi esposa me miró dudosa y luego asintió con la cabeza. -"Solo disfruta la inspiración que encuentres en otros, pero nunca subestimes el impacto de tu propia música tiene en el mundo. No permitas que las dudas te consumen. Eres un músico excepcional y tu talento tiene una magia propia.- Dijo Lilith con calma.

Las palabras reconfortantes de Lilith calmaron los tormentos en mi cabeza. Pero algo despertó en mí, una necesidad de explorar más a fondo lo que esa conexión con Emily podría significar. El baile de fin de año se acercaba rápidamente, y sabía que tendría la oportunidad de verla danzar nuevamente.

Mientras la noche caía sobre la ciudad, me sumergí en mis pensamientos y en la melodía incesante que parecía resonar en mi mente. La danza de Emily me había desafiado y me había inspirado de maneras que nunca antes había experimentado. A medida que me tocaba en el baño esa noche, no podía evitar preguntarme qué deparará el destino para mí y la enigmática bailarina.

Al día siguiente, me preparé para ir temprano a la academia y así poder practicar algunas canciones para las clases de hoy.

Cuando llegué al estudio de danza, todavía era de noche. La puerta de la academia no tenía seguro, supuse que las chicas de limpieza ya habían llegado. Me adentré a un aula y dejé mis partituras para comenzar a practicar, hasta que escuché el suave y rítmico sonido de pasos danzando en el aula de al lado. Intrigado, me asomé por la puerta entreabierta y mis ojos se toparon con su cuerpo.

Era mi Emily. La música seguía resonando en el aire, pero mi atención se centraba en la gracia y elegancia de Emily mientras se movía por todo el piso de madera. No podía apartar la mirada de ella, como si estuviera hipnotizado por su presencia. A medida que avanzaba con la coreografía, me di cuenta de que la música que fluía de sus movimientos encajaba perfectamente con las notas que salían de su teléfono.

Cuando Emily terminó su danza, nuestros ojos se encontraron en un silencio cargado de tensión. Ella cansada y agitada por su baile, y yo, excitado por sus pasos.

Nuestra melodía prohibidaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora