Capítulo 5

2 0 0
                                    

Emily

Me sentí tan eufórica después de las audiciones. Lo había dejado todo en el escenario, no me guarde nada para mí; creo haber dejado una buena impresión para los jueces. Sinceramente mi baile había sido impecable cada movimiento fue ejecutado con gracia y precisión. Todavía la emoción vibraba en mi cuerpo mientras se adentraba por las calles de la ciudad, rumbo a casa.

El sol comenzaba a ponerse, tiñendo el cielo de tonos cálidos y dorados. Caminaba con pasos ligeros, todavía mis pies seguían sintiendo el ritmo de la música y mi corazón latía con la satisfacción de un trabajo bien hecho. La sensación de orgullo se habría paso en mi pecho mientras grababa en mi mente los aplausos y los elogios que había recibido. En especial, los aplausos de él. Ver sus enormes manos chocar entre sí, alabándome, imaginando como sus manos podrían chocar contra mis nalgas castigándome.

Aún seguía reproduciendo imágenes de mi actuación una y otra vez. Cada giro, cada salto y cada expresión facial se mantendrán vivos en mi memoria. Había logrado transmitir la emoción de la música a través de mi danza, y eso era algo que me llenaba de alegría y satisfacción.

Mientras caminaba por las calles, una sonrisa  iluminaba mi rostro. A pesar del cansancio que comenzaba a hacerse presente, no podía evitar sentirme energizada y emocionada por lo que el futuro me podía deparar. Las pre eliminatorias fueron solo el primer paso hacia el gran sueño de convertirme en una bailarina reconocida.

Al abrir la puerta de casa, fui recibida con alegría por Luna, mi mascota. Luna es una adorable mezcla de Jack Russell Terrier y Dachshund, un día haciendo mis sesiones de entrenamiento en un parque me encontré a la vieja perra en una caja, temblando. Las tiernas orejas puntiagudas color marrón claro, con su pelaje blanco, su mancha negra en el costado y su mirada llena de inocencia habían derretido mi corazón al instante. Y desde ahí, se quedó a vivir conmigo acompañándome en cada momento.

Yo vivo sola. Perdón, mejor dicho, Luna y yo vivimos juntas en la casa que solía ser de mis padres. Cuando era niña, mis padres no tenían mucho dinero, pero mi madre tenía un talento especial para crear perfumes. Comenzó a hacer sus propias fragancias y, eventualmente, las empezó a vender. El éxito fue rotundo, y su negocio de perfume creció rápidamente, llegando a tener sucursales en todo el mundo. Debido a ese éxito, mis padres decidieron mudarse a Francia, donde posteriormente sería la sede principal de su negocio. Sin embargo, yo me quede en la casa familiar para cuidarla y mantener el lugar que llenó los recuerdos de mi infancia.

La casa era acogedora y tenía un encanto especial. Los muebles antiguos y los objetos decorativos llenaban cada rincón, recordando las historias y momentos felices que compartí con mis padres. Aunque vivir sola a veces pudiera resultar solitario, encontré consuelo en la compañía de Luna y en el ambiente familiar que reinaba en la casa.

Después de darle de comer a Luna y asegurarme de que tuviera todo lo necesario para estar cómoda, me dirigí a mi habitación. La habitación estaba bañada por una suave luz que se filtraba a través de las cortinas semiabiertas, creando un ambiente tranquilo y acogedor. Me quite las zapatillas de ballet y se deje caer en la cama, sintiendo cómo el cansancio se apoderaba de su cuerpo.

Mientras me acomodaba entre las sábanas suaves, mi mente comenzó a vagar. Los recuerdos del día aún están frescos en mi memoria, pero había algo más que la sospecha despierta. Los ojos oscuros y penetrantes de Sebastián, el pianista de la academia, se habían quedado grabados en mi mente. Cada vez que cerraba los ojos, su mirada intensa y llena de deseo se materializaba frente a mí.

La luna brillaba en lo alto, yo me encontraba inmersa en los pensamientos y las emociones encontradas. Mi corazón latía con fuerza, y una mezcla de excitación y nerviosismo me invadió. La atracción que sentí hacia Sebastián era inquietante, pero también despertaba una parte mía que había permanecido dormida durante mucho tiempo.

Nuestra melodía prohibidaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora