10 - ¿Charles Leclerc, desaparecido?

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Al salir del baño, vestido con una remera gris oscura y unos pantalones negros bastante holgados, con los hombros algo mojados por lo húmedo de sus cabellos, Charles fue hacia la cocina, viendo que George no estaba en el dormitorio.

-¿George? - preguntó, viendo al rubio, de espaldas a él, sosteniéndose con fuerza de la encimera de la cocina.

-No tomaste los supresores- dijo.

Charles no contestó, no sabía qué le estaba pasando a George.

George giró un poco el rostro para mirarlo de reojo.

-Charles, ¿Sabes que acabas de entrar en celo?

Charles se sorprendió un poco, se le había olvidado completamente el tema de su celo, al punto de ignorar el por ahora leve dolor en la parte baja de su abdomen, había estado muy ocupado sintiéndose mal emocionalmente como para pensar en eso.

-Tu olor me está volviendo loco,Charles, ve a tomártelos- se notaba que George estaba apretado sus dientes.

Charles reaccionó y fue hasta el cuarto, donde, sobre el escritorio, descansaba la cajita con los supresores.

Decidió no volver a la cocina por agua, y en cambio fue al baño, haciendo un cuenco con la manos para tragar la pastilla.

Luego, con precaución, se asomó de nuevo en la cocina,está  vez, para ver a George preparar algo de comida.

George sintió el olor de Charles de nuevo, volteando a verlo.

- Ya los tomé- dijo el omega, antes de que el otro lo preguntara.

- Supongo que tardará un rato en hacer - efecto- dijo el mayor, con un suspiro-. Siéntate, que aún debes comer.

George le sirvió una generosa ración de arroz, y Charles sabía que no lo dejaría irse hasta terminarlo todo.

Un poco alejado, George intentaba distraerse del olor del omega.

Antes, en el baño, cuando Charles había salido de bañera, George había visto demasiado bien su cuerpo, sumado a que su aroma dulce, de manzanas y caramelo, se había hecho más fuerte, aunque quizás era maximizando por el hecho de que el olor a tristeza de antes se había ido, dejando el dulzón.

Pero George no podía olvidar de unas ganas enormes que tuvo de besar al omega, y algo más.

Se preguntó si quizás, cuando decidió hacerle caso a su lobo, se había dejado llevar bastante, doblegándose al punto de hasta llegar a bañar a Charles, todo porque en su pecho, sentía la necesidad de mimarlo, y cuidarlo como no lo había hecho antes.

Y ahora, a pesar que estaba un poco más calmado, y que el olor de Charles también, sentía la necesidad de salir corriendo de aquel lugar.

Pero no podía hacerle eso a Charles ya bastante lo había afectado al irse la noche anterior.

Recordando cómo había paseado toda la noche soportando el frío de principio de invierno hasta llegar a una estación de servicio, que abría las veinticuatro horas, dónde tomó café hasta terminar de liquidar toda chance de dormirse; pero no tenía ganas de hacerlo de nuevo.

Cuando Charles terminó su comida, se volteó un poco para verlo, George sólo tomó el plato, diciéndole que vaya a la cama y que él iría luego de lavar.

Dicho y hecho, George entró al dormitorio para encontrar que Charles había acomodado las sábanas, haciendo la cama de forma prolija, para luego abrir las sábanas, aunque no se metió en estas.

𝗗 𝗘 𝗟 𝗧 𝗔  𝘓𝘦𝘤𝘭𝘦𝘳𝘴𝘴𝘦𝘭𝘭 ||𝘼𝙙𝙖𝙥𝙩𝙖𝙘𝙞𝙤𝙣||Donde viven las historias. Descúbrelo ahora