Después de aquellos días en la hacienda, sus encuentros fueron cada vez más frecuentes.
Habían pasado de verse dos o tres veces por semana a, prácticamente, todos los días.
Los rumores de que tenían algo volvían a hacerse fuertes pero, una vez más, nada estaba asegurado. Ellos seguían discutiendo como enemigos durante el horario laboral, cosa que generaba gran confusión.
Intentaban constantemente no mirarse de manera que pareciera poco profesional, pero les resultaba cada vez más difícil.
Estaban comenzando a sentir la necesidad de estar juntos todo el tiempo. Y, mientras José Luis parecía estar contento con eso, a Altagracia le aterraba percatarse de ello.
Detestaba la idea de sentirse tan atraída por él.
«Tienes que dejar de acostarte con él, Altagracia», se decía a ella misma pero luego volvía a caer en el momento en que las manos de José Luis se posaban en su cintura y sus labios comenzaban a recorrer su cuello.
Por más que quisiera convencerse, le gustaba lo que Navarrete le hacía sentir.
Sus momentos juntos eran ardientes, pasionales pero, al mismo tiempo, eran dulces y se podría decir que siempre sentía el amor y la devoción del empresario por ella.
«¿Amor? Pues de su parte, no de la tuya», pensaba, intentando convencerse de que no estaba sintiendo nada más que deseo por aquel hombre tan ordinario.
[...]
Se encontraban presentando su próximo proyecto en un evento organizado por su empresa.
Altagracia se veía despampanante con un vestido blanco ceñido a su cuerpo.
En minutos más, estaría explicando su idea acerca de lo que harían.
Mientras tanto, los fotógrafos les pedían fotos a ella y a su socio, y ellos amablemente accedían.
El moreno aprovechaba cada una de estas situaciones para deslizar su mano por la espalda de la rubia y luego posarla en su cintura, atrayéndola de manera disimulada pero posesiva hacia él para tomarse las fotos.
Llegado el momento, toda la atención estaba puesta en ella mientras mostraba una de las maquetas que presentaban en el lugar.
—Bueno, pues como pueden ver, queremos implementar un start-up que se dedique al análisis de fotos tomadas con drones. Que sean tomadas por los mismos clientes. Así podremos comparar datos que nos proporcionen curvas de nivel, mapas de punto, de elevación y también los volúmenes 3D.
—¿De dónde sacas toda tu información, Altagracia? —la interrumpió una mujer, con seguridad. —¿De internet? ¿Así piensas manejar una empresa? ¿Buscando cositas en la computadora?
—Disculpen, disculpenla. —dijo la empresaria, excusándose con los presentes. —Ven, ven te consigo un poco de agua. Ven, por favor... Perdona, ¿tu nombre es?
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Contigo nada es simple
Любовные романыDespués de sus vacaciones en el crucero Seven Seas Splendor, los pasionales encuentros entre Altagracia y José Luis se volvieron cada vez más habituales. ¿Les resultará sencillo diferenciar el deseo del amor?