Capítulo 4: ¿Anderson qué?

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Elantris, Elantris... vamos a ver de qué se trata. Era el libro que había encontrado en su cuarto, el libro sin terminar. Pensé que tal vez podía hablar de el y captar su interés. No sabía si ya lo había comprado o era un pendiente. Tal vez podría regalarselo yo.

Yo no tenía un trabajo como tal, pero hacía algo de dinero sacando perros a pasear. Si, sabía que si no estudiaba debía conseguir un trabajo pero mi mamá me consentía. Así que no tenía mucho dinero para gastar, pero ¿cuánto podría salir un libro? Algo de dinero me quedaba, tendría que empezar a ahorrar.

Elantris, La ciudad de Elantris, poderosa y bella capital de Arelon, había sido llamada la «ciudad de los dioses». Antaño famosa sede de inmortales, lugar repleto de poderosa magia, Elantris ha caído en desgracia. — Seguí leyendo y me busqué otros buenos resúmenes para hacerme una mejor idea de qué iba la cosa. Realmente no sabía cuantos más libros de este Anderson había leído él, pero me imaginé que Elantris le haría ilusión.

Me cambié de ropa, no podía seguir en pijama, y descendí las escaleras con la idea clara. Lo invitaría a salir. Lo que más me preocupaba era mi hermano, siempre en el medio y con sus chistes irónicos sobre mí. Tenía que deshacerme de él primero.

No tenía un plan, no sabía cómo hacerlo. Pero sabía que debía hacerlo, de alguna manera.

Estaban sentados en el sillón, mi papá se había ido y solo quedaban ellos dos. Mi hermano había abierto una cerveza. A Noah no le gustaba beber, lo había comentado muchas veces, así que él tenía a su lado un vaso de gaseosa.

—¿Sigues sin beber? —dije pasando a su lado. Él levantó la mirada y contestó sin dudarlo.

—Si, no es que quiera ser aguafiestas pero no me agrada el sabor.

—Tómalo de ejemplo— le dije a mi hermano— lo tienes aquí todo el tiempo y no has aprendido nada de él.

Josh negó con la cabeza sin dejar de verme. No entendía lo que le estaba diciendo y tampoco me importó, yo solo quería hablar con Noah.

Me senté a su lado en el sillón.

—¿Qué hacen? —pregunté mirándole.

—Vamos a ver una película ¿te quedas?

—Obvio— contesté y él sonrió.

—Voy a poner la última de Rapido y Furioso, no te va a gustar— me advirtió mi hermano.

—Las carreras clandestinas son mi segunda gran pasión— afirmé y me crucé de piernas poniéndome más cómoda. Josh siguió negando con la cabeza y buscó la película en el televisor.

—En realidad no vi ninguna— le dije por lo bajo a Noah— solo lo estoy molestando ¿me haces un pequeño resumen?

Él ladeó la cabeza sonriendo y susurró:

—La verdad es que son muchas películas para resumir pero hazte una idea de que son solo carreras y peleas entre bandos. Nada más.

—Me vale tu resúmen, gracias.

—¿Pongo la película o siguen hablando? —cuestionó mi hermano.

—Ya ponla— dije de mala gana y él le dió play.

La película inició y lancé una mirada fugaz hacia él, Noah no me estaba prestando atención. Era lo esperado. Pero ¡rayos! Estaba sentada a su lado mientras tan solo ayer lo lloraba. Gracias a la vida o a quien fuera, hoy podía estar aquí y contar con la oportunidad de cambiar todo, salvarlo.

Él no lo sabía, mientras lo miraba con ojos llenos de esperanza, que era todo lo que yo anhelaba.

La siguiente media hora fue aburridisima, dejé de prestar atención a la película y me quedé viendo su rostro recortado por la luz de la televisión. Él lo notó y se giró a verme, oculté la mirada fingiendo de miraba mis uñas. Que horribles que las tenía. Su ex novia tenía unas uñas impecables ¿se fijaría en eso? O puede que por eso se separaran ¡ja! Dato curioso a tener en cuenta.

Hasta el último instanteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora