💜14: El príncipe y el rey

26 5 20
                                    

—¡Sentados!

Nos sentamos al unísono después de escuchar el grito del profesor de Cátedra de la paz, (él fue militar, no parece cátedra de la paz sino cátedra de la guerra), nos pidió que sacaramos el cuaderno y que nos pusiéramos a copiar lo que ya estaba escrito en el tablero.

—Pssss, rulos.

—Ya cállate, si nos descubren hablando nos van a balacear.

Escuché como Ashton hacía un esfuerzo sobrehumano para aguantar soltar una carcajada.

Desde lo que pasó el fin de semana hemos tratado de mantenernos al margen cuando estamos en la escuela, no nos hemos vuelto a besar (gracias a Dios, mi corazón no puede procesar lo que pasó hace unos días), pero cuando puede me abraza por detrás o me besa en la mejilla. Y él ha recibido varios regaños de parte mía por hacerlo en público.

—Lo que te iba a preguntar era si podrías prestarme plata.

Oigan este descarado.

Volteo a mirarlo, su sonrisa burlona era muy grande.

—Págame más bien en vez de estarme pidiendo plata prestada —mi petición era muy seria: ya pasó un mes desde que nos conocimos y empecé a trabajar con él. Y aún así no me ha pagado el muy hijo de su madre.

—Págame tú todos los días en que me pediste plata con la excusa de que no te dan para el descanso —se defendió él. Buen punto—. ¿Te tengo que dar la factura de lo que me debes?

—Es que de verdad no me dan para el descanso, imbécil —reproché yo—. Ay, ¿sabes qué? Olvídate de que me dejé abrazar de ti otra vez hasta que me pagues el mes que me debes.

Sabia decisión, Henry.

—Ay, Henry...

—¡Daza y compañía!

Ambos miramos con horror cómo el profesor se nos acercaba con pasos largos y furiosos.

Virgencita de Guadalupe haz aparecer tu bendita rosa ya que necesito tu ayuda.

—¡¿Cómo se atreven a hablar en mi clase?! —su grito fue tan fuerte que hizo eco en todo el salón, todos voltearon a vernos, unos murmuraron, otros sonrieron y se rieron por lo bajo, y había un uno por ciento que seguía con la nariz clavada en el cuaderno—. ¡¿Quién de los dos molestó a quién para armar tremenda falta de respeto?!

—Eh... Esto... —Ese profesor era intimidante, su mirada te juzgaba como si fuera uno de los ángeles del apocalipsis—. Fue...

—Fue Henry.

Cuando escucho esto vuelvo a mirarlo con los ojos más abiertos que cuando tengo insomnio.

¿Qué clase de "Casi algo" es este imbécil?

—Aunque también fue mi culpa, yo fui quien incito a seguir la conversación —añadió y mi rostro se suavizó de cierta manera, lo bueno es que no voy a cargar la culpa yo.

—En ese caso ambos se quedaran haciendo aseo al acabar la clase —concluye el profesor militar y siguió paseándose por todo el salón, y regañando a unos cuantos estudiantes más por estar hablando.

—En ese caso ambos se quedaran haciendo aseo al acabar la clase —concluye el profesor militar y siguió paseándose por todo el salón, y regañando a unos cuantos estudiantes más por estar hablando

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
Amor en bruto ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora