Disfraz

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Era muy posible que un disfraz de bailarina árabe lleno de velos y transparencia no fuera lo mas adecuado para su primer evento social, pero que demonios, quizá en esa fiesta se consiguiera a su titan. 

Jimin no tenia un marido al que rendirle cuentas... ¿Por que no mostrar su figura? Si en Busan no había hecho demasiado caso a lo que dictaban las normas morales, cuando menos le importaba lo que pensaran de el en Seúl.

Además, en su propia defensa había un argumento imposible de obviar; en apenas unos días su cuerpo empezaría a sufrir los cambios típicos de la próxima luna llena. Ya había visto en otras ocasiones como los músculos de sus brazos se endurecían hasta parecerse a los de un marinero, sus piernas se tonificaban volviéndose musculadas, sus cabellos se encrespaban hasta volverse duros como los de un animal salvaje y, lo que era peor, su rostro... un rostro delicado... endurecía la linea de sus mandíbulas dándole un aspecto ceñudo. Los notables cambios no se hacían tan evidentes a los ojos ajenos durante los días previstos usaba un enorme saco para tapar los brazos y vestía sus cabellos con grandes sombreros con velos.

Había algo mas que le hacia renegar con obstinación de la licantropía... la necesidad urgente, inmediata y desesperada de sexo.

¡Era desquiciante!

Si como humano anhelaba ser acariciado por la mano deseosa de un hombre, como omega sentía la imperiosa necesidad de ser penetrado. Y en medio de aquellas dos voluntades estaba ese camino intermedio en el que su cuerpo no era ya el de un hombre pero tampoco el de un licántropo, y sus apetitos se mezclaban unos con otros hasta hacerlo llorar de necesidad.

El no era un cualquiera... jamas lo habia sido.

Mientras habia estado casado con Seo-joon jamas le habia sido infiel. A pesar de que el anciano no tenia la fuerza fisica para colmar las necesidades de un joven, el lo habia respetado. Y habia tenido muchas oportunidades para quebrantar la lealtad que sentia hacia el. Busan estaba lleno de libertinos que sabian que alguien desposado con un anciano era una carnaza facil y sin compromisos.

Jamás había cedido a la tentación. Unos meses después del fallecimiento del sr Park conoció a Taemin, y en honor a la verdad, tampoco a el lo traicionó ni una sola vez a pesar de saber que jamás lo tomaría como esposo.

Pero ahora era diferente. Ahora estaba solo en un pais extraño y soportando una licantropía que lo hacia vulnerable a la lujuria.

Suspiró ante el espejo de cuerpo entero que le devolvía un reflejo de su imagen. Hermoso, deseable y solo...

- Esta no es la manera de pescar una esposa alfa, señor- Dijo Jia moviendo su cabeza en un sentido negativo al contemplar la semi desnudez del cuerpo de su señor envuelto en esos vaporosos velos.

La mujer dio unos pasos hacia Jimin sin dejar de mostrar su desaprobacion.

- ¿Los de Seul tienen algo encontra de los hombres como yo? - Pregunto Jimin con una risita.

- Contra los hombres hermosos no, señor, contra los desviados... si.

- La virtud de un hombre se demuestra en su actitud, no es su ropa, Jia- Respondió Jimin sacando uno de sus bucles del recogido, de modo que este quedara enmarcando su delicado mentón.

- Sin duda esta noche lo acecharan un montón de caballeros pero... ninguna mujer... nadie tendrá la noble aspiración de convertirse en su prometida.- respondió Jia poniendo sus manos sobre los tirantes de Jimin habiéndolos subir de manera que su pecho no quedara tan expuesto.

- Esta bien, mi dulce Jia, me pondré un traje... le hare caso.

La doncella extendió su mano ofreciéndole un abanico

- ¿Un abanico en diciembre, mi fiel doncella? - Pregunto Jimin irónicamente.

- Con el podrá taparse un poco si alguien lo incomoda, mirándolo con exceso.

En el carruaje las cosas no fueron mucho mejor en opinión a Jia. Los velos de su señor se movían al ritmo de los pequeños brincos que los caballos daban sobre el adoquinado que llevaba a la mansión de los Xiao.

Un mayordomo abrió la portezuela. Sus ojos oscuros fueron inevitablemente al vestuario de Park. Jia se quito el chal que cubría sus hombros y azoto con el la cabeza de su compatriota.

- A mi señor, se lo mira a los ojos, Yang Yang.

- No se ve bien su cara con el antifaz, Jia- contesto el lacayo, lo que sirvió para que la doncella volviera a darle con el chal en el pecho tal cual un látigo que cayera sobre su caballo.

- Basta, Jia- Dijo Jimin despachando con una sonrisa al muchacho. Por supuesto sabia que el gesto de Jia no le habia causado ningun dolor, solo era un simpatico llamado de atencion.- No puedes pasarte la noche espantando mirones.

La doncella entrego la invitacion escrita con pluma. Un trazo ligero y seguro realzaban el pequeño pergamino de color dorado. El portero abrio el papel lacado con un sello de cera roja. Jia intecambio un saludo con el. Avanzaron hasta la puerta que casi llegaba al alto techo. Las puertas se abrieron y, tal y como Jimin estaba acostumbrado, todos los ojos se posaron en el.








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Taemin: Puede embarazar a una humana.

Jimin en celo: Quiero un Jaekyung

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Nunca te olvides del alfaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora