Dentro de mi cerebro

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Camine por los pasillos despacio, de vez en cuando tocando las frías paredes de piedra, me agradaba esa sensación. Esa parte del castillo era más fría de lo común, no tenía cristales en las grandes ventanas, eras más bien como un balcón. Sentí unos pasos apresurados detrás mío, aunque no me di vuelta, muchos alumnos estaban alterados, yo me sentía tranquila aun sabiendo que debería ir las pruebas del torneo. Alguien me toco las puntas del pelo y me di vuelta. Era ted, a pesar de que siempre estaba conmigo (menos en los momentos en lo que estábamos peleados), me sorprendió verlo, no sabía por qué. Supongo que estaba inmersa en mi mundo. Se me puso la piel de gallina por el viento helado.


-Tienes frio-Dijo sacándose la campera verde oscuro que llevaba puesta. Me la puso sobre los hombros.

-que haces aquí?-pregunte- supuse que estarías... no se enfrentando los nervios, aunque no eres exactamente tú el que tendría que sentir nervios.

-No iba a dejarte con ese hombre-dijo mirando el paisaje- aparte, si estoy muy nervioso, por lo que veo más que tú.

-Mi madre estará allí.

-lo se.

-No tengo nervios, no se por qué. Aunque estoy segura de que cuando comience el torneo no podré manejarlo.


Me rodeo con su brazo derecho los hombros y apretó suavemente mi brazo derecho.

Llegamos donde me esperaba Archie, estaba apoyado sobre un escritorio, mientras que mi madre veía por la ventana. Llegamos con Ted, mi madre le tiro una mirada extraña a Ted y el me soltó, a pesar de que estaba completamente cómoda no me había dado cuenta de que seguía rodeándome con su brazo, se acomodó nerviosamente a mi lado y yo sentí un frió en la espalda.


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-Bien...-comenzaba Joseph Archie, mi madre lo miro fulminándolo con la mirada y se acercó a mi, me dio un beso en la frente y se encamino hacia la puerta.

-Vamos Ted-le dijo cuándo paso por su lado agarrándolo suavemente del brazo, el negó con la cabeza.

-No. Por qué nos tenemos que ir?

-esto es asunto del ministerio hombre lobo. Márchate- Ted lo fulmino con la mirada, hice una seña con la cabeza para que se marchara.

-Bien-dijo después de un largo rato y se dio la vuelta con mi madre.

Estaba por sentarme en una silla cuando Joseph me paro sacudiendo la mano, mientras con la otra sacaba su varita de la larga capa negra y vieja que llevaba.

-Por favor hazme el favor de quedarte parada, quieta y derecha. -Hice lo que me pidió, no tenía ganas de discutir.-quiero terminar con esto lo antes posible, tengo que ver si las cosas para el torneo están en condiciones.

-Créame que yo también quiero terminar con esto.


Me pare justo donde el me señalaba, delante de el, le llegaba por debajo de su barbilla blanca y filosa, el pelo caia por debajo de los hombros y era amarronado, sus dientes eran amarillos y daba la sensación de que eran de madera afilada, y su aliento era un fuego que siempre olía a licor.

Pronuncio algo para si, mientras movía su varita alrededor sobre mi cabeza formando un círculo, podía ver como caían pequeños destellos de magia a mi alrededor, cada vez en más abundancia de color violeta y verde, hasta cubrirme por completo, sentía una presión en el cuerpo, no sabía si podía moverme.

Rose Weasley ''El torneo de magos''Donde viven las historias. Descúbrelo ahora