¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
ESTÁBAMOS A MITAD DE CLASES de matemáticas, hundiéndome en la idea de que haría en las vacaciones de verano mientras que el profesor explicaba todo.
El profesor Rodríguez hablaba sobre las raíces cúbicas y otras cosas que no tenía idea de que eran. En serio trataba de prestar atención, pero tenía tanto sueño que me valía un bicho.
Unos toques en la puerta resonaron logrando sobresaltarme.
—Imagino que eres la nueva alumna. — dijo el profesor con una pequeña sonrisa hablando. No era tan malo como el de la secundaria, ese si era un dolor de cabeza.
—Así es. Te la dejo para que la pongas al corriente.—habló el director dándose vuelta y saliendo del salón.
Allí estaba ella. Una rubia platina de ojos azules, con sus brazos y dedos llenos de tatuajes. Aunque la distancia era un poco molesta también pude ver como en sus colmillos tenía pequeñas perlas.
Lo admito, tiene un estilo increíble.
—Pon un freno ahí, no es tan fácil, en esta clase se respetan las reglas.— interrumpió el señor Rodríguez al ver cómo ella se dirigía al fondo del salón. —Primero preséntate, no eres un fantasma.
—Victoria.— dijo cruzada de brazos con una mala expresión. —Ese es mi nombre.
Es bastante notable que su carácter no es nada sencillo. Aún así la comprendo, lo más molesto de ser el nuevo es presentarse delante de todo un salón.
Encima seguramente se sentía incómoda por todos los murmullos que se centraban en su apariencia.
—Pero que mujeron— susurró Camila a mi lado.
En ese momento mi cerebro hizo clic. Ella era la nena que había visto en instagram hace unos días, me llamo la atención porque esta bien linda. Pero parece que su belleza no repone su carácter.
—Bienvenida, Victoria.— y con eso, finalmente pudo tomar su lugar a mi lado. Intenté disimular las ganas de mirarla que tenía.
Golpeaba la mesa con mi pluma con rapidez, estaba tan concentrada haciéndolo que no me di cuenta del ruido tan molesto.
—¿Podrías dejar de hacer eso?— la miré confundida, pero aún así me detuve. —Gracias.— regresó su atención al pizarron ignorándome por completo.
Me surgió la idea de si su personalidad era realmente así o solamente lo hacía para ser cool o interesante como el resto.
Me di cuenta de que no solo yo la había estado observando, sino también Camila y Beatriz. Con un poco de fuerza le di un golpe a mi hermana en la cabeza.
—Mira huelebicho eso duele.— exclamó ella, en voz baja, atrayendo la atención de los demás del grupo y girándose a verme.
—Entonces disimula cabrona, la estás mirando como si fuera un bicho raro.— regañe rodando los ojos.
—¡Pero Mariana también andaba de chismosa!— chilló indignada. —Siempre me pegas a mí.
—Siempre eres la que está más cerca.— susurré sonriendo.
—Camila y Lorena.— la voz del profesor Rodríguez hizo presencia. —¿Algo que comentar de la clase?
—Supongo que no. Pero si es obligatorio, creo que deberían mejorar el almuerzo.— dije levantando los pulgares. El viejo me miró con una expresión molesta y luego regresó su atención a la clase.
—Ya verán después.
(🦢☁️!!)
A LA HORA DEL LUNCH mi hermana junto a Mariana vigilaban a la nueva cómo si fuera una especie de criminal. Aunque yo también tenía curiosidad nunca llegaría a ese punto, esas lo que son es chismosas.
—Se ve amable.— opinó la morena con una sonrisa.
—¡Se ve comible!— exclamó Camila mirándome con las cejas alzadas. A veces dudo de su sexualidad.
—Si siguen ella las descubrirá, irá a la dirección y dirá que ustedes la acosan.— comenté observando cómo la rubia comía tranquilamente mientras miraba todo a su alrededor.
—Solo intentamos divertirnos.— justificó Camila cruzada de brazos.
—A veces me cuestionó si realmente eres heterosexual.
—No es eso, es que se ve misteriosa.— contestó comiendo. —Tipo crepúsculo.
—Voy a hacer algo que tú deberías haber hecho desde que la viste.— me levanté de la mesa.
—¡Lorena, no!
Camine alejándome de ellas y fui hasta donde estaba Victoria. Pase por algunas chicas que estaban comiendo mientras que otras me miraban sonriendo. Que lindas son todas.
Al llegar me miró sin ningún tipo de expresión.
—Hola.— sonreí lo más amable que pude. —Lorena Wheeler.— le extendí mi mano.
—Victoria.— dijo mirándome de arriba a bajo. —¿Que hace una fresita aquí hablándome?
Mi boca se entreabrió al oírla. Diablo, que cliché.
—Definitivamente no soy una nena fresa, pero te lo dejo pasar porque eres nueva.— me quejé suspirando. —¿Quieres sentarte con nosotras?
—¿Te refieres a tus dos amiguitas que llevan mirándome desde hace una hora sin ningún tipo de disimulo?— cuestionó riendo.
—Esas mismas.— contesté sonriendo.
—Entonces no quiero.— resopló haciendo una mueca de disgusto.
—No te preocupes, no te harán nada, si ese es tu miedo.
—Me caes mal.— se levantó mirándome fijamente. —¿Tengo que cargar a la princesa o vino en su dulce corsel?
—Si dejarás de ser tan grosera créeme que serías un amor de mujer.— imite sus acciones posicionándome a su lado.
—Pues perdóname por faltarle el respeto a la princesita.— ironizó riendo una vez más. Que burlona es.
Caminamos devuelta a mi mesa en completo silencio, gracias a Dios.
—¡Hola!— saludó de primera Camila al ver que había conseguido traer a la nueva.
—¿De dónde salen tantas como tú?— me miró alzando una de sus cejas. —Estoy segura de que con ustedes tres se arma una franquicia de Disney.
—Mi influencia es demasiado fuerte.— me encogí de hombros riendo.
—Te agradezco por darme la razón que necesitaba para no juntarme contigo.— regresó su mirada hacia mis amigas que mantenían una sonrisa que más que enseñar amabilidad demostraba sus problemas psicológicos.
—¡A comer mi gente!
Este capítulo ha sido editado. Necesito saber si os a gustado💌
