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EL MUNDO TIENE muchas cosas malas, pero también tiene muchas buenas como el helado de fresa.
—¡Gané!— exclamó mi hermana como una desquiciada al ganar el jueguito ese que no tengo ni la más mínima idea de cómo se llama.
Me acerqué a ella, sentándome a su lado aún sosteniendo el cono de helado.
—No comprendo que le hayas de especial a estas mierdas.— digo tomando una cucharada de mi delicioso helado. Ella me mira molesta y suspira.
—Nunca lo entenderías porque eres una tonta.— me sacó la lengua burlonamente.
—Tonta tú madre.
—Es la misma que la tuya.— mierda, es cierto. He ofendido a mi mai.
—No es cierto, es que tú eres adoptada.— le sonrió inocentemente. La cara de Camila se torna triste e inmediatamente me arrepiento, pero como soy más orgullosa que el presidente de Cuba, continuó. —Ups, creo que dije un secreto familiar.
—¡Mamá!— se levantó de su silla gamer y bajo corriendo a la cocina.
Aún no puedo creer que sea mayor de edad con tanta tontera.
La realidad es que Camila si es adoptada, aunque ella ya lo sabía hace mucho tiempo. Y también creo que es algo obvio, no tiene ningún parecido a mí o a mis padres.
Camie tuvo un pasado complicado.
—¡Lorena Wheeler!— exclamó mi madre arrebatándome el vaso con brusquedad. Su cara estaba colorada de la furia. Creo que la cague. —¡Como coño se te ocurre decirle tal barbaridad a tu hermana!
Si, mi mai es dominicana.
—Solo ha sido una broma.— me excuso suspirando.
Logró ver la silueta de mi hermana detrás de la puerta. Está sonriéndome como una jodía' esquizofrénica.
Ya no me arrepiento de haberle dicho que era adoptada.
—¡Ese no es un tema con el que bromear!
—Lo sé.— bajo la cabeza.
—Pues parece que no es así. Sabes lo mucho que le afecta a tu hermana que toques ese tema, pero como eres tan inmadura y tonta siempre terminas hiriéndola.— me toma del mentón para que pueda mirarla y luego señala el cuadro de mi habitación, en donde estamos Camila y yo. —Créeme que si tú hubieras estado en el lugar de tu hermana, jamás te adoptaría.
¿Oíste eso?
Fue mi corazón romperse.
Una silenciosa lágrima recorrió mi rostro. Mamá me dejó sola y salió dando un portazo.
