Destined [Christopher Morgan]

Cap 37

Londres, Inglaterra.

—Buenos días—Christopher envuelve sus brazos en mi cintura mientras sigo apoyada en la baranda del balcón—. ¿Pasa algo?

Sus manos acarician mis muslos descubiertos por su camisa de vestir que llevo como única prenda y asiento

—No, he estado teniendo náuseas toda la mañana—me quejo enderezándome y recostando mi cabeza en su pecho—. Me siento muy mal.

Probablemente tenga algún problema estomacal, desde las cuatro de la mañana he estado vomitando y siento que mi garganta va a matarme por lo mucho que arde.

—Ven aquí—me da la vuelta y envuelve mi cintura con su brazo permitiéndome esconder mi cabeza en su pecho mientras respiro profundo recibiendo el aroma de su perfume mezclado con el olor de su jabón—. ¿Kiara?

—¿Mhm?

—¿Crees que estás embarazada?—pregunta y me congelo—. Náuseas, mucho sueño, agotamiento. Cuando estuviste embarazada la primera vez esas fueron nuestras señales.

Los recuerdos vuelven a mi cabeza.

Los malestares, el sueño que apenas me dejaba caminar, problemas con el apetito...

Mi corazón se acelera.

—No lo sé—respiro profundo—. ¿Puedes... ir a comprar una prueba? Creo que lo mejor es salir de dudas.

—Si, ¿te quedas aquí o prefieres que le pida a Miranda que te sirva el desayuno en el comedor?—pregunta acariciando mi cabello y miro a la ciudad recibiendo el aire frío en mi piel

—Me quedo, no tengo apetito—beso su mejilla—. Ve.

Asiente inclinándose a dejar un casto beso en mis labios antes de entrar a la habitación dejándome a solas en el balcón.

Me recuesto en una de las tumbonas y respiro profundo llevando mi mano a mi vientre mientras mis ojos se llenan de lágrimas.

Sonrío.

—Si estás ahí—le hablo—, te prometo que tendrás mucho amor. Te amamos.

***

—Kiara—siento una caricia en mi mejilla y abro los ojos dándole una pequeña sonrisa a Christopher—. Hola, Malika, tengo lo que necesitamos.

Cierro los ojos y respiro profundo antes de asentir y tomar su mano permitiendo que me ayude a levantarme

—¿Expectativas?—pregunto nerviosa y él me mira un par de segundos antes de asentir—. Deja de lucir nervioso, quiero un bebé tanto como tú.

—No sabía si con los problemas recientes habías cambiado de opinión—murmura y muerdo el interior de mi mejilla

—Mejor hablemos de eso luego, voy a hacerme la prueba.

—La dejé en el baño—asiente y me encamino al baño cerrando la puerta detrás de mi antes de tomar la caja

Es hora.

***

—¿Cuánto falta?—pregunto de nuevo

—Un minuto—tira de mi cintura hacia su pecho y respiro profundo cuando empieza a acariciar mi cabello—. Respira, salga lo que salga no tendremos problemas con ello.

—Ya sé, pero no puedo evitar sentir nervios...

La alarma suena y de inmediato me doy la vuelta tomando la prueba en mi mano para poder leer el resultado.