N U E V E

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Pasaron días desde aquella tarde en la que por primera vez Baji le llamó por un apodo cariñoso, la primera, pero no la última, ya que durante esos días se lo decía con más frecuencia cada vez. El rubio debería acostumbrarse a eso, pero cada vez que lo oía no podía evitar sentir aquel cosquilleo en su estómago, el calor en sus mejillas y las palabras trabadas que no podían salir de su boca.

Nada cambio en la vida de ellos dos, lo único diferente eran aquellos momentos en los que se encerraban en su mundo. Todo el mundo podía notar como estos se encerraban cada vez más, incluso la madre del rubio, la cual ya sospechaba lo que se traían entre las manos. El número de discusiones que tenían madre e hijo era mayores por momentos. La señora Matsuno intentaba que su hijo entrara en razón, pero nada surgía efecto.

—¿Hijo donde vas ahora? Acabas de llegar de la escuela.- dijo su madre aunque ya sospechaba la respuesta que le iba a dar su hijo.

—Voy a dar una vuelta con Baji, estaré aquí para la cena.- gritó desde la entrada.

—Chifuyu ven aquí, vamos a hablar.- el tono de voz de la mujer era más duro, se podía notar a leguas su enfado.

El rubio soltó un gran suspiro porque ya se podía imaginar lo que iba a suceder, su relación se fue complicando y sus conversaciones se convertían en gritos y alaridos, pero en realidad ninguno de los dos escuchaba al otro.

—¿Qué pasa mamá?- preguntó yendo a la cocina donde se encontraba ella.

—Hijo, ¿Por qué no pasas hoy la tarde en casa? Todos los días estas de aquí para allá sin para un solo momento, y no quiero que te pase nada malo.- dijo acariciando una de las mejillas de su hijo.

—Mamá, no te preocupes, no me pasará nada, te lo prometo, estaré con Baji comiendo un helado, no hay nada de peligroso de eso.- dijo una pequeña sonrisa.

—Es por ese por lo que me preocupo, si estas a su lado saldrás herido, no vayas más con el.- dijo casi suplicando.

—Mamá ya hemos hablado de esto, enserio, yo quiero estar con él, ya ha pasado más de medio año desde el accidente, así que por favor, déjalo ya.-

—¿Y quién fue el responsable de ese accidente? Él, por estar con ese problemático las cosas se van a poner muy difíciles para ti, estar a su lado hará que te pasen cosa malas Chifuyu, y yo no estoy dispuesta a perder a mi único hijo.- aunque su voz era de enfado, se podía notar como se rompía.

—Él no fue quien me golpeó, fueron los otros, él no tiene la culpa, todo lo contrario, cuando me pasó eso el me estuvo cuidando, vino al hospital todos los días.-

—¡Claro, lo hizo porque se sentía culpable! ¡Deja de excusar a una persona como él que lo único que sabe hacer es meterse en problemas! – la señora Matsuno alzaba los brazos enfurecida por la terquedad de su hijo, sus ojos comenzaron a aguarse.

—¡Me cuidó porque el me aprecia, no por sentirse culpable! ¡Ha cambiado, ya no es un pandillero, esta estudiando, hace mucho que no hace nada malo, lo se porque yo estoy con él!- el chico de igual forma comenzó a hacer aspavientos con los brazos.

—¿¡Y no puedes hacerte más amigos aparte del desgraciado ese!?-

—¡No le llames así! ¡No me iré de su lado estaré con el todo el tiempo que pueda!-

—¿¡Pero porque estás tan ciego que no ves todo lo malo que tiene!?

—¡Si lo veo, lo veo perfectamente pero me da igual, me da igual lo defectos que tenga porque le quiero!-

Después de esa frase la madre no respondió nada más, llevó una de sus manos al pecho mirando incrédula a su hijo, ella sospechaba sobre su relación con el otro chico, pero no era capaz de aceptarlo, no quería asimilar que su hijo había sentenciado así su vida. Aunque Baji quisiera cambiar el rumbo de su vida, el ser un expandillero hace que tenga una mancha en su historial para toda la vida. La gente ya no lo reconocería por las cosas que haya logrado, sino que lo señalarían y cuchichearían, "mira ese era un pandillero, pero se fue del grupo".

❝Cielo Azul❞ [BajiFuyu]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora