III

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Los meses pasaron más rápido de lo que cualquiera hubiera pensado, la primavera llegó trayendo consigo las flores, el clima fresco y el césped verdoso

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Los meses pasaron más rápido de lo que cualquiera hubiera pensado, la primavera llegó trayendo consigo las flores, el clima fresco y el césped verdoso. Las piernas de Luzu lograron curar casi por completo, en ese momento solo necesitaba continuar con su rehabilitación, no había duda de que en pocas semanas podría incluso correr un maratón.

Durante ese tiempo, no solo recuperó la salud en sus piernas, sino que también logró dominar las palabras difíciles de los libros, incluso muchas más de las que alguna vez creyó posible, lo que significaba un gran éxito para él.

Esa mañana fue la más fresca de la estación, las copas de las jacarandas, los cerezos y los sauces se movían al son de la brisa matutina, Wilbur yacía en una de las mesas de cristal del jardín bebiendo té de jazmín, a su lado se encontraba Luzu, sus mejillas estaban más rellenas gracias a que por las comidas de la Señora Nieves recuperó el peso debido de su edad. Ambos leían un libro, el príncipe se fue por "Crimen y castigo", mientras que su acompañante se decidió por "Crónica de una muerte anunciada".

—No entiendo el tiempo en que está narrado esto— dijo Luzu, releyendo el maldito párrafo por tercera vez.

—No te rompas demasiado la cabeza— rio Wilbur —García Márquez narra en tiempos complejos, pero te aseguro que, si practicas y vuelves a leer ese libro en un año, no tendrás necesidad de regresarte ningún párrafo.

Luzu suspiró, a pesar de que adoraba leer y aprendía rápido, se conflictuaba mucho cuando no conseguía entender palabras a la primera. Sacó su vista del libro para dar una mirada a su alrededor, adoraba estar en el jardín, sus colores vivos y los sonidos de las aves eran como medicina para su corazón, pues en el pueblo donde solía vivir ni siquiera crecía el césped, y si lo hacía, se volvía amarillento en cuestión de días.

Llevó su mirada discretamente hacia Wilbur, odiaba admitirlo, pero le encantaba verlo tan inmerso en sus lecturas, con el pasar del tiempo se dio cuenta de que su majestad de verdad era un gusano de biblioteca. Observarlo acomodar sus gafas sobre el puente de su nariz de vez en cuando, mover sus iris de lado a lado con lentitud para analizar los párrafos y cambiar de página con delicadeza, era gratificante. Luzu no pudo evitar dejar salir una sonrisa, se sentía como si estuviera viendo algo prohibido.

Y ni hablar del sentimiento tan lindo que tenía cuando se tomaba el tiempo de explicarle expresiones o palabras nuevas, era como un profesor, no podía dejar de pensar en lo inteligente que el príncipe era, tan culto y versado en muchos temas.

Wilbur colocó el separador en la página en que se encontraba y cerró su libro, dejándolo sobre la mesa con cuidado, aunque los libros eran resistentes, él trataba de protegerlos para que no tuvieran ni un rasguño. Dio otro sorbo a su té, terminándolo por completo, luego le echó una mirada a Luzu, quien por la sorpresa de ser observado repentinamente no pensó en nada más que sumergir el rostro en el libro para ocultarse.

—Luzu, ¿te gustan los caballos?

—Sí, aunque es raro verlos por aquí, tuve la oportunidad de verlos y son encantadores— replicó, sacando la cara de su escondite con reserva.

Limbo ཐིཋྀ LuzburDonde viven las historias. Descúbrelo ahora