XI

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La oscuridad prevalecía en el cielo que recubría al palacio, después de un largo viaje de regreso, Wilbur bajó del carruaje acompañado por sus fieles guardaespaldas, quienes cargaban en brazos a un joven delgado de cabello blanco que se hallaba in...

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La oscuridad prevalecía en el cielo que recubría al palacio, después de un largo viaje de regreso, Wilbur bajó del carruaje acompañado por sus fieles guardaespaldas, quienes cargaban en brazos a un joven delgado de cabello blanco que se hallaba inconsciente. El príncipe solicitó que se le llevase a una de las habitaciones y sus heridas se trataran a la brevedad, y tras dar la orden, se apresuró hacia la habitación de Luzu con pasos rápidos.

No pensaba en nada más que hundirse en los brazos de su amado y dormir juntos el resto de la noche, así que grande fue su sorpresa cuando, al abrir las puertas silenciosamente y asomar la cabeza, no encontró nada más que ausencia entre las sábanas.

La inquietud lo invadió en ese instante, algo le decía que debía encontrar a Luzu lo antes posible. Abandonó la habitación con rapidez y con el corazón latiendo con fuerza en su pecho, no quería pensar en lo peor, pero una vocecilla de preocupación lo atormentaba. 

Tras correr a través de los pasillos sin ver pista alguna de su paradero, Wilbur decidió que el mejor sitio para buscar sería el jardín, después de todo, Luzu adoraba el jardín y de vez en cuando se quedaba dormido fuera durante sus siestas, quizá aún no despertaba.

Al llegar al vergel, fue recibido por la luz de la luna que iluminaba el paisaje, el príncipe miró a su alrededor con la inquietud creciendo dentro de sí, ¿dónde podría estar?Justo cuando estuvo a punto de llamar a los guardias para organizar una búsqueda, escuchó un ruido proveniente de uno de los laberintos de arbustos, y sin dudarlo, se dirigió hacia el sonido con la esperanza de encontrar a Luzu.

Se acercó al laberinto buscando con torpeza la entrada, y al rodearlo por completo y no ver ninguna, se abrió paso entre los arbustos empujando las ramas con sus manos. Cuando logró adentrarse siguió el camino en busca de algún indicio de presencias, y luego de caminar por unos metros, vio una figura entre las sombras.

—¡Luzu! —llamó sintiendo el alivio sentarse sobre su pecho.

Wilbur se acercó, Luzu yacía recostado sobre el césped mientras dormía, su respiración era tranquila al igual que su expresión, irradiaba paz, sin embargo, el príncipe se alarmó enormemente al ver la sangre que brotaba desde su tobillo.

Bajó la mirada con el objetivo de encontrar el objeto con el que su amado pudiese haberse lastimado, y enorme fue su sorpresa al ver su varita sobre el césped. El primer pensamiento que le llegó a la cabeza fue que, al estar practicando magia, Luzu se hirió a sí mismo encerrándose por error en el laberinto, y tenía lógica, ya que buscaba especializarse en la magia botánica.

—¡¿Estás bien?!— exclamó tomándolo de los hombros para moverlo con suavidad y tratar de despertarlo.

—¿Wilbur?— preguntó aún somnoliento mientras abría los ojos con delicadeza —¡Llegaste!

Luzu se sentó y atrapó al príncipe en un abrazo caluroso, a pesar de que solo fue una tarde, sintió que estuvo lejos de él durante años.

—¿Por qué estás sangrando? ¿Qué sucedió?

Limbo ཐིཋྀ LuzburDonde viven las historias. Descúbrelo ahora