IX

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Esa tarde Wilbur se hallaba recostado contra el sólido tronco del centenario árbol con un libro entre sus manos, sumergido en cada letra de cada palabra de cada página que pasaba

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Esa tarde Wilbur se hallaba recostado contra el sólido tronco del centenario árbol con un libro entre sus manos, sumergido en cada letra de cada palabra de cada página que pasaba. Luzu yacía en su regazo, con sus ojos cerrados mientras disfrutaba de las caricias del viento vespertino que paseaba a su lado, y de vez en cuando, abría los ojos para encontrarse con la expresión de concentración del príncipe, tan plácida e imperturbable, totalmente inmerso en su lectura.

Una calma profunda los envolvía, trayendo consigo la sensación de que el tiempo se detenía para permitirles existir en ese momento tan perfecto donde solo estaban ellos dos.

La tarde era serena al igual que ellos, el sol pronto se pondría, pues cada vez iba ocultándose más en el horizonte, los jardines iban pintándose de dorado y los últimos rayos del astro comenzaban a despedirse de la superficie del lago aledaño al árbol donde se encontraban.

De repente, cuando supo que no podría continuar leyendo debido a la oscuridad venidera, Wilbur cerró el libro con delicadeza y lo colocó a un lado, desviando su atención hacia el rostro tranquilo de Luzu, para luego llevar los dedos a su cabellera castaña para acariciarla gentilmente.

—¿Qué piensas? —preguntó el príncipe con su voz flotando en el aire como el viento que los acompañaba.

—Pensaba en lo afortunado que soy de estar aquí contigo, ahora. —Luzu sonrió iluminando su mirada —Aún sigo creyendo que estoy soñando.

Wilbur le devolvió la sonrisa para después hacer vagar su vista a su alrededor, notando que había algo diferente, y no físicamente, sino algo dentro de sí que le hacía ver todo distinto, como si todo tuviera más color.

—Yo también me siento así, desde que te conozco, este lugar me parece más bonito.

Luzu se incorporó con calma, recargando su cuerpo en el de Wilbur, llevando la mano hacia la mejilla del príncipe para acariciarla con ternura, ambos se miraron con una intensidad semejante a la del calor del fuego, era un entendimiento profundo que solo ellos eran capaces de entender.

Desde hace un tiempo, Wilbur había querido pedirle de manera correcta que formaran una pareja formal, no podía vivir con la idea de que no eran oficialmente algo, sino un pensamiento flotante del que ninguno se había atrevido a bajar para anclar a la realidad.

El mayor lo observó con adoración, y en ese instante de sosiego, Wilbur sintió la determinación crecer dentro de sí, sabía que el momento había llegado, el momento para hacer la pregunta que tenía atorada en la garganta.

—Luzu... —murmuró con tranquilidad, apretándose el pecho para intentar tranquilizar su corazón —Quisiera preguntarte algo.

Luzu lo miró con entusiasmo discreto, tratando de hacerle saber que estaba atento a sus palabras, y justo cuando el mayor estaba por formular la pregunta, una vocecilla conocida interrumpió el tranquilo silencio del jardín. Ambos se sobresaltaron al escuchar la voz, y después de algunos segundos, Quackity apareció entre los árboles con una amplia sonrisa en el rostro.

Limbo ཐིཋྀ LuzburDonde viven las historias. Descúbrelo ahora