Cita con el demonio

VI: Esfuerzo

Miraba con miedo la cajita en su mano por sexta vez en la hora, sentía miedo al saber que mañana sería su cita con el O'hara.

No aguanto mucho y dejo la cajita en su mesita de madera, se alejó intentando no pensar más en la prueba que tenía la pequeña caja. Habían pasado ya una semana desde que habló con Tony sobre este tema del embarazo y el como podría afectarle.

Mientras tenía su mente en un discurso qué tal vez le diga a Miguel y puedan sabe que ahora tenía un engendro de ambos en su "útero", la pequeña Morgan salto a su espalda, intentando hacerle reaccionar.

—Pete', tengo hambre. —Se quejó la castaña.

—Acabamos de almorzar, Tony chiquita. —Vio como la infante hacia un puchero por el apodo, sinceramente le dio gracia su cara.

—Pero ese era el almuerzo de las dos treinta, es hora del almuerzo de las tres en punto. —Rió al darse cuenta que imitó la acción de una de sus caricaturas. Negó divertido y la cargo correctamente.

—Entonces vamos a darte tu almuerzo de las tres en punto, Magáli. —La pequeña solo atinó a aplaudir divertida y ver que convenció a Peter de darle más comida.
Peter solo giro los ojos divertido.

Miraba incrédulo al extraño frente a él, no podía creer en las palabras de un chico que parecía vagabundo con tantos piercing en la cara. ¿No?

Bueno, eso hasta que vio al chófer de su prometido acercarse amistosamente al "vagabundo". Casi se le cae la mandíbula de la impresión y de la cólera.
¿Ese crió no mentía en cuanto dijo que todo fue planeado? Estaba muy confundido ahora.

Se suponía que iba a salir a comprar un envoltorio mejor para la cajita con la prueba y nadie sabría que salió a la hora no permitida, eso hasta que el chico inglés se apareció en su camino y le dijo que todo fue planeado. Desde la cita y la introducción del afrodisíaco, hasta la perseverancia de que el se quede atado al O'hara mediante un chiquillo. El inglés, después de soltarle tanta información, se alejó y fue cuando vio al joven con bonito cabello acercarse al afro.

Tal vez le mentía o tal vez le decía la verdad sobre la criatura qué tenía dentro.

Suspiró hondo, no era lugar para entrar en pánico. Volvió en sus pasos y no compró el papel de regalo, no quería saber por el crió qué crecía en su interior por un momento.

Llegó a la torre y fue de frente a su piso, nadie sabía que saldría y esperaba que nadie se haya dado cuenta. Corrió al baño y vómito su almuerzo. No eran náuseas por el embarazo, simplemente se sentía muy confundido y la sobrecarga de información le dio náuseas comunes. Porque era común, ¿no?

Sobre todo lo que dijo sobre Miguel y su extraña mafia, le daba miedo el saber que tenía una criatura de aquel monstruo. Le dijo sobre sus matones y que tuviera cuidado con sus elecciones, ¡¿Pero de que malditas elecciones hablaba?!, si ni siquiera podía librarse del contrato de sus padres, que hicieron hace 23 años.

Se sobo con delicadeza el vientre y se levantó de la tapa del inodoro, dirigiéndose al fregadero para lavarse la boca. No podía darse el lujo de tomar desiciones a la ligera, ahora debía pensar en otra persona más que se iba a desarrollar en su interior. Debía dar su mejor esfuerzo.

—¿Pete'? —La pequeña niña se acercó por el marco de la puerta, que olvidó cerrar. Vaciló en sus adentros por despistado y vio con dulzura a su hermana.

—Dime pequeña. —Respondió mientras se ponía de cuclillas para hablar con Morgan.

—¿Estas bien? —La cara de la niña demostraba preocupación por ver como su hermano mayor vomitaba en el inodoro.

—Si mi niña, solo que algo me cayo pesado. No debes preocuparte. Vamos a ver tus programas favoritos, ¿sí? -

—Si tu lo dices, vamos. —La niña no estaba del todo convencida y solo le siguió la corriente a su hermano.

*El siguiente capitulo es el último, nos vemos mañana.