O27;; Tomar alas y volar

566 86 5
                                    

Capítulo 27: Tomar alas y volar

Harry logró levantar la cabeza justo antes de dejarla caer directamente en su plato de huevos y tostadas.

Otra noche sin dormir. Que sorprendente.

Pero hoy tenían lecciones de vuelo, y Harry no podía decir que la perspectiva no lo entusiasmara. Tal vez aprendería técnicas para volar más rápido o para realizar trucos y maniobras interesantes. No había mucho que pudiera deducir de un libro al respecto.

—Papá me llevó a ver la Copa Mundial de Quidditch el año pasado—decía Stephen desde unos asientos más allá.—Pero no me gustó porque Escocia no ganó.

La Copa Mundial de Quidditch. Harry había leído sobre eso en Quidditch a través de los tiempos. Sin embargo, no era lo mismo que verlo realmente.

—Pero casi lo hicieron—intervino Su.—Estaban arriba en puntos hasta que Héctor Lamont consiguió la snitch.

¿Quién es Héctor Lamont?

El estómago de Harry se hundió y parte de su entusiasmo se desvaneció. Él no sabía nada. Nunca había visto un juego, ni siquiera sabía quiénes eran los jugadores famosos. Probablemente era un volador terrible en comparación con el resto, que había crecido hablando de Quidditch como Vernon había hablado de rugby y fútbol. Tampoco es que supiera mucho sobre esos deportes.

Harry dejó caer el tenedor sobre el plato por culpa de los dedos flojos y tragó con dificultad. Solo quería volver a la cama. En cambio, se apresuró tras sus compañeros de clase hacia el campo de Quidditch, donde se encontraron con los Hufflepuff y una veintena de escobas alineadas en el suelo. Los Hufflepuff parecían un grupo bastante agradable, pero más de uno seguía mirándolo y desviando la mirada cuando sabían que se había dado cuenta.

¿No tienen nada más interesante que hacer que mirarlo boquiabiertos?

Le dio ganas de saltar sobre la gastada escoba con las cerdas enredadas a sus pies y volar lejos. Pero no se atrevió, no con los rumores que habían oído acerca de que Madam Hooch expulsaba a los estudiantes por poner un dedo del pie fuera de lugar.

—Soy bastante bueno volando—dijo uno de los chicos de Hufflepuff, hinchando su pecho un poco.—Mamá comenzó a enseñarme a volar cuando era un niño pequeño. Dice que es una habilidad vital para cualquier mago que se precie—Tocó las cerdas de una de las escobas, haciendo una mueca.—La escoba que tengo en casa está en mucho mejores condiciones que esta, debo decir.

—Parece un poco injusto que hayas tenido toda esa práctica cuando ni siquiera sabía que el Quidditch existía hasta este verano—dijo otro niño, mirando las escobas en el suelo con una expresión incierta en su rostro.

Harry miró al chico por el rabillo del ojo. Así que él no era el único aquí que no había crecido con la magia. Para ser justos, todavía no se había puesto a hablar con todos sus compañeros de casa, y algunos de ellos fácilmente podrían haber sido nacidos de muggles también. ¿Cómo se suponía que iba a hacer ese tipo de pregunta, de todos modos? No apreciaba que la gente le preguntara sobre su educación, entonces, ¿por qué iría y le haría eso a otra persona?

—No te preocupes, Justin—dijo una chica rubia de Hufflepuff, sacando a Harry de sus pensamientos.—No es tan difícil como parece. Sólo tienes que...

Abruptamente cerró la boca cuando Madam Hooch, una mujer alta, canosa y con ojos sorprendentemente amarillos, marchó hacia ellos a gran velocidad.—¿Qué están esperando, todos?—ella ladró—Cada uno de ustedes se para junto a un palo de escoba. No os entretengáis.

Confiar [Severitus]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora