La mejor decisión

1.4K 94 31
                                    

Senku bufó al estar en el medio de una especie de tribunal futurista, completamente inmovilizado, con una etiqueta de "peligroso" pegada en la frente y un juez que tenía exactamente la misma cara que él.

Sin embargo, aunque la cara era casi totalmente idéntica, su cabello era negro cayendo por sus hombros y sus ojos marrones.

Además, este tipo decía ser su tataranieto o algo así.

Senku estaba acostumbrado a ver versiones alternas de sí mismo de otros universos (era muy fácil engañarse a sí mismo para robar tecnología) pero nunca antes había conocido a su descendencia de una versión alterna.

Sin embargo, lo que más lo inquietaba no era ese tipo, sino la anciana encapuchada en un rincón de la habitación, misma que no dejaba de mirarlo atentamente.

—He llegado a un veredicto respecto a tu caso, Senku GH114889 —habló su supuesto tataranieto—. Llegaste aquí con engaños, haciéndote pasar por un explorador perdido, atacaste instalaciones sumamente importantes, heriste y casi matas a varios guardias. —Lo miró con desaprobación—. Intentaste robarte el corazón que da energía a este edificio. Y ahora debes sufrir las consecuencias. Serás petrificado durante cinco mil años, a ver si eso te hace reflexionar.

Senku chasqueó la lengua, intentando contener una sonrisa.

El pobre idiota no sabía que él ya había dominado el truco de exprimir al máximo su cerebro para romper la piedra por sí mismo. Solo estaría preso unos mil años y luego volvería a las andanzas. Juego de niños.

—Tu estatua será enviada a un mundo inhóspito y helado, para que no puedas sobrevivir a menos que vayan a buscarte y sacar tu estatua de allí. —Esas palabras lo hicieron palidecer, pero luchó por no mostrarse afectado—. Serás petrificado ahora mis…

—Espera —la anciana de repente habló, con voz rasposa que indicaba su edad muy avanzada, quizás de ochenta o más—. No estoy de acuerdo.

—Pero abuela…

—Creo que no es un caso perdido —insistió, provocando que Senku alzará una ceja con incredulidad—. Dale una oportunidad de redención.

—¿Has enloquecido, abuela? Es el peor Senku alterno que he conocido nunca.

—Tal vez, pero pudo haber matado a esos guardias, y no lo hizo. —La anciana lo miró de reojo y él le frunció el ceño con fastidio, incluso aunque la idiota era probablemente su única salvación ahora—. Además, escaneando sus memorias se vio que tuvo mucha mala suerte… No es su culpa…

—Tiene veintiocho años, es perfectamente capaz de razonar y tomar decisiones, abuela, no te conmuevas solo porque es una versión alterna de tu…

—Cariño, solo te pido que le des una oportunidad, solo… un año. En el mundo que tú elijas. Sé que siempre eliges los mejores mundos para este tipo de cosas. —Su tono de repente se volvió un poco… manipulador… aunque el bobo tataranieto cayó redondito e hinchó el pecho con orgullo.

—Bueno, no puedo negar eso… Bien, tú ganas. ¡Ja, pero solo será un año y si no cambia su actitud recibirá los cinco mil años de petrificación! ¡He dicho! —Aplaudió dos veces y de repente una luz brillante envolvió a Senku.

Lo siguiente que supo fue que ahora estaba en medio de un bosque, sin ningún tipo de tecnología ni arma.

Genial.

De inmediato comenzó a vagar por los alrededores, observando todo con ojos cansados.

No se culpaba a sí mismo por haber sido atrapado, solo por subestimar a su enemigo y sobreestimarse a sí mismo.

Química, anatomía y una pizca de limónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora