Cap 3

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A medida que los años avanzaban, revelando las cualidades únicas que distinguían a los gemelos

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A medida que los años avanzaban, revelando las cualidades únicas que distinguían a los gemelos. Artemisa, radiante como la luna en una noche estrellada, floreció en una personalidad independiente y audaz. Con cada paso que daba, su espíritu aventurero se desplegaba, empujándola a sumergirse en el mundo con valentía y determinación. Siempre lista para enfrentarse a cualquier desafío, se encontraba en su elemento cuando se metía en peleas y problemas, defendiendo con ferocidad a aquellos que consideraba dignos de protección.

Por otro lado, Apolo irradiaba un brillo solar en cada uno de sus movimientos. Su conexión con su madre era profunda y arraigada. El arte fluía por sus venas, manifestándose en sus pasos de baile y en la melodía de su voz. Con una sonrisa contagiosa y un espíritu enérgico, Apolo deleitaba a todos los que lo rodeaban con su habilidad para cantar y su pasión por la música. Cada nota que brotaba de sus labios era como un regalo para el corazón de quienes lo escuchaban.

Juntos, Artemisa y Apolo representaban un equilibrio perfecto como un eclipse que complementa el cielo. Artemisa y Apolo florecían en todo su esplendor, cosa que noto rápidamente Poseidón cuando cada uno comenzó a manifestar habilidades únicas que les habían sido otorgadas en el momento de su nacimiento. Artemisa, valiente y decidida, dejaba una estela de aventura y coraje en su camino. Apolo, brillante y apasionado, iluminaba el mundo con su música y su energía contagiosa.

Cuando la maldición se había roto durante el eclipse total que dio bienvenida al nacimiento de los recientes astros celestes, un nuevo capítulo se abrió en la historia de los dioses marinos años después de ese suceso. Con la libertad recién adquirida, se vieron obligados a reunirse en el majestuoso Valhalla, donde los diversos panteones divinos convergen en un acuerdo histórico.

El pacto que se selló en el Valhalla fue de una importancia trascendental para la protección de los océanos y todas sus criaturas. Conscientes de la responsabilidad que les incumben, los dioses marinos de diferentes mitologías y panteones unieron fuerzas para establecer un tratado que garantizara la seguridad y la preservación de los mares.

El tratado era claro y conciso, tomando en cuenta la seriedad del asunto. Estipulaba que cualquier dios o deidad que amenazara el equilibrio y la armonía del mar estaría sujeto a las consecuencias más severas. Las deidades que gobernaban el dominio marino tenían el poder y el derecho de actuar con total impunidad para proteger sus reinos y acabar con aquellos que osaran desafiarlos.

Al finalizar la reunión con la última firma en el tratado, siendo de Yemayá, los dioses comenzaron a volver a sus dominios, en la salida de Poseidón, Zeus pudo notar como dos niños de la misma edad parecían alegres mientras conversaban con el tirano que seguía con una mirada fría y alerta en el lugar. El dios del cosmos encontró interesante el comportamiento de los niños que representaba de gran manera sus dones divinos. La niña era más serena y calmada pero con una mirada de pasión en sus ojos, mientras el niño era energético, radiante con unos ojos que te derriten por completo. En ese momento Zeus decidió que esos niños definitivamente estarán en el panteón principal de los olímpicos, ocupando grandes cargos en un futuro.

Eclipse Total (SNV)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora