5 No todo es lo que parece

61 4 0
                                    


Mientras estaba acostado en mi cama mirando al techo, no podía dejar de pensar en Aarón ¿Qué oculta? Cerré los ojos y cuando los volví a abrir todo estaba oscuro ¿A caso me quedé dormido? Volví a ver el reloj y eran las cuatro de la mañana. Mierda, me dormí. Traté de dormir un poco más, pero mi cerebro ya estaba despierto, di un par de vueltas antes de sentarme y prender la lámpara de mi mesa de noche.

Todo estaba en calma para ser la hora que era, mamá debía estar dormida. Me puse a jugar un rato en el celular, hasta que dieron las cinco y media, comencé a alistarme para ir a otro día aburrido de clases. Ni mi madre ni yo nos acordamos de hacer la colada y sin un uniforme limpio no tuve más opción que usar el de ayer. Decidí sorprender a mamá con el desayuno listo. Cuando bajo su sonrisa fue compenso la aburrida tarea de cocinar.

☪☪☪

― ¿Pensando en tu enamorado?―la pregunta de Susan me descolocó un poco.

― ¿Qué? ¿Quién?

―Aarón―dijo como si fuera la respuesta más obvia del mundo―sé cómo lo miras.

―Alucinas.

―Soy una bruja vidente―sonrió.

―Adivina esta―le saque el dedo corazón.

―Es raro que no haya llegado, normalmente es de los primeros en llegar.

―Lo sé, siempre que llego ya está aquí.

― ¿Por qué te sentaste conmigo?―preguntó señalando el campo de Aarón.

―Me apetece sentarme aquí hoy.

― ¿Quieres ir conmigo a ver el partido?

― ¿Qué partido?

―Va a ver un partido de fútbol para hacer una colecta, los chicos de último año contra los cuartos.

―Mmm no me llama, no soy fan de hacer deporte.

Tocaron el timbre de entrada y todos se sentaron en su lugar, la profesora Daft iba a cerrar la puerta, pero alguien metió la mano para evitar que cerrara.

― ¡Lo siento! Me quedé dormido.

―Castillo, la próxima vez toque la puerta y con gusto lo dejaré entrar.

―Perdón señorita.

Aarón entró con una chaqueta en las manos, caminó hacia su lugar, pero se desilusionó al no verme en el asiento de al lado.

―Oye Alex, no me guardaste campo.

Solo me encogí de hombros y vi cómo se sentaba al lado de uno de nuestros compañeros quien se estaba hurgando la nariz, la profesora comenzó a escribir en el pizarrón, mientras trabajábamos una bola cayó en mi escritorio.

«¿Vas a ir al partido?

A»

Volví a ver a Aarón y negué con la cabeza, puso cara de horror y comenzó a escribir, después rompió el papel y me lo lanzó.

«¿¡Qué!? Eso es imperdonable, yo amo el fútbol y si pudiera me hubiera unido al equipo.»

El papel era grande así que respondí «¿Por qué no puedes?» y se lo lancé. Duramos un rato hablando por mensaje hasta que la profesora Daft se paró frente a Aarón con los brazos cruzados.

―Señor Castillo deje de enviar mensajes y concéntrese en mi clase, si veo ese papel volar una vez más se va a llevar una nota.

―P-pero―suspiró y dejó el papel en la mesa―sí señorita.

La sombra del lobo 1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora