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-- no puede pasar. esta en interrogación y negaron todo acceso a el.

una arruga surco su frente, evidenciando su molestia.

-- es mi hermano, señorita. ocupo verlo.

--no puede.

volteo los ojos y se dirigió a la habitación de cruzito, no vendría nomas porque si y gastar gasolina.
sus converse retumbaban los silenciosos pasillos, se acomodó el cabello; dio tres toques en la puerta y sin esperar respuesta entró.

-- hey, güerita. no habías venido a visitarme

la voz cansada del chicano hizo que la menor lanzara una sonrisita tímida para después sentarse cerca de él.

-- hola, champ. surgieron unas cosas y.... no pude venir

sus manos se entrelazaron buscando cariño, se habían criado como primos y el cariño mutuo era innegable.

-- ¿donde están los vatos? deben de extrañarme

ella acaricio el cabello del Candelaria mientras con su otra mano aún mantenía el agarre.

-- ¿duele mucho mi vida?

ahí reconoció todo, solo utilizaba apodos cuando estaba ansiosa, evito continuar hablando de su pandilla y la charla fue de cosas triviales.

eran risas y risas, recordando travesuras, momentos donde ambos se odiaban. pero había llegado la hora de que se despidieran.

-- mamá Dolores va a estar viniendo, cualquier cosa avísame con ella y vengo -esbozó con una sonrisa mientras depositaba un beso en su mejilla  derecha-- te quiero cruzito

el Candelaria le devolvió el beso y la despeino con cierta agresividad provocando un manotazo por parte de su prima política.

-- maldita descarada

ella salió riendo y subió a su coche, un Cadillac el dorado; fue la sensación cuando lo adquirió, Miklo y ella paseaban diario.

recogió a Juanito sin hablar mucho, iba concentrada en la carretera, oía a su primo hablar y hablar de muchos temas a la vez; ella sonreía y le preguntaba cualquier cosa.

Lizeth Hernandez

andaba manejando un poco ansiosa, Cruz hoy salía del hospital y me tocaba llevar a los Candelaria a recibirlo. habían sido tres largos meses, donde me dedique a cuidar a Juanito, ayudar en los gastos y aseo de la casa. Paco fue a la marina para no caer en la cárcel, Miklo tomó la otra opción y estaba ahí metido; fui tres veces a visitarlo pero la última ocasión tuvimos una discusión.

-- ¡te estas metiendo con mi familia! yo te amaba Lizeth.

fue un balde de agua fría, Miklo siempre fue como mi hermano y que el me viera de otra forma me afectó.

- eres una zorra, ¿después con quien vas? ¿con Frankie?

- Jódete Velka, manche mis manos por ti

me iba a retirar mientras oía sus gritos y reproches.

- ¿quien esta en la cárcel? yo y tu te acuestas con Paco.

Paco.
siempre estuve enamorada de ese chicano, verlo acostarse con otras me rompía el alma, pero con los años aprendí a vivir con eso.

-- güerita, da vuelta a la izquierda

habló mi papá Mano, asentí y seguí su orden, estacione el carro con cuidado.

- perame mamá Dolores, ya voy a abrirle

baje volando, camine unos 7 pasos para poder llegar con ella; abrí la puerta y le extendí la mano.

bajaron todos, yo me quedé recargada en el cofre fumando un cigarro que Chuy me había comprado. tenía la cabeza ida hasta que una voz me sacó de mis pensamiento.

Narrador omnisciente

-- hola güerita

-- ¿Paquito?

ella sonrió emocionada y se abalanzó en sus brazos, él la correspondió con mucho cariño, para después depositarse un beso en la frente.

-- te extrañé

dijo el moreno en un susurro casi inaudible, la menor alzó su mirada topandose con aquellos ojos marrones que una vez fueron su perdición.

-- ¿que tanto?

relamieron sus labios, se acercaron y fundieron toda tensión en un beso; Aguilar llevó su mano al cuello de la rubia, profundizando el beso.
un beso que era un error, un error que ambos deseaban que pasara.


Después de ti | Paco AguilarDonde viven las historias. Descúbrelo ahora