Capítulo 3.

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Jennie

Llegamos a la casa en donde aparentemente asesinaron a una familia entera. Todo era carne y tripas.

—Detective—, murmuré y la señorita Kim me observó. —Meto cuchillo, saco tripas— bromeé tomando un cuchillo del suelo.

—¡No toques eso! ¡Es evidencia!— gruñó quitándomelo.

—No tengo huellas dactilares, no te molestes—, respondí con una sonrisa.

Ella giró los ojos y acomode mi chaqueta de cuero.

—No toques más evidencia.

—Detective, no hay necesidad para estresarse. Puedo hacerle un masaje...—, dije sonriente y acariciando sus hombros,—y usted me dirá como podríamos finalizarlo.

—Jennie. Déjame por favor. Ve con los policías dentro y pide un informe mientras esperamos a Lia—, comentó con nerviosismo.

Tomé su mano por unos segundos y sonreí.

—Tengo una pregunta, detective.

—¿Para eso tomas mi mano?— preguntó incómoda. Sonreí y asentí lentamente. —Bien. Dilo, pero luego ve a trabajar.

—¿Qué es lo que más desea?— pregunté.

Ella me observó y giró sus ojos.

—Que trabajes y dejes de parecer una adolescente hormonal—. Quitó su mano de entre las mías.

—¿No funcionó?— pregunto extrañada.

—¿Funcionar qué?

—Detective, no me responda con preguntas. Es irritante.

—Tú eres irritante, debo llamar a la detective Manoban, ¿puedes hacer lo que te pedí?

Asentí y me alejé con rapidez.

¿Por qué no puedo leer su mente? Usualmente me metería con facilidad, sin embargo no puedo utilizar mi magia en frente de tanta gente y tocar sus manos preguntando aquello es más fácil.

Oh, Dios. Tal vez tanto sexo me rompió.

—Hola, hola— murmuré acercándome a una mujer pelinegra de cabello corto.

—Hola, Jennie— se giró y mi rostro se desfiguró por completo.

—Sohee..., ¿Cómo fue que...?

—El infierno estaba siendo un poco aburrido sin ti... No tenía con quién divertirme—, sonrió coqueta.

—¿Cómo conseguiste trabajo aquí?

—Asesiné a la encargada, y aquí me tienes—, sonrió. —¿No me extrañaste?— dijo empujándome contra una pared y colgándose de mi cuello.

—Sohee, sabes que siempre extraño el sexo contigo, pero no es momento ni-...

—Señorita Ruby Jane, le pedí que trabajara— habló Kim cruzando sus brazos sobre su pecho.

Eso resalta muchísimo su busto. Qué buen busto, no lo había notado.

—Sí, detective Kim. Ella es Sohee.

—¿Sohee? ¿Dónde está Kang Seulgi?— preguntó rápidamente.

—Descansando. No se sentía bien— sonrió Sohee aún pegada a mi pecho.

Kim la observó y observó sus manos. Hizo una mueca y yo separé rápidamente a Sohee de mí.

—Detective, Sohee trabajará con nosotras por hoy—, sonreí.

De armas tomar | JensooDonde viven las historias. Descúbrelo ahora