5. Ceder el mando es también consideración

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Es el tercer día cuando Mark decide usar el servicio a la habitación. La puerta no para de sonar con un plato tras otro siendo servido. Donghyuck tiene puesta su pijama azul, pies descalzos bien cruzados sobre el sofa y su cara desnuda cuando ve llegar el último platillo en la mesa de centro.

—¿Estás loco?—dice el menor cuando los camareros se van—¿Sabes que esto no va incluido en la tarjeta de Jaemin, no es así?

Mark está sentado picando un poco de pescado cuando asiente. Es un servicio aparte para los que se perdieron el desayuno por estar durmiendo pasada las doce. O eso se inventa Mark.

—Lo sé pero no llegamos al buffet—toma el agua con gas entre sus manos y le indica a Donghyuck que coma—De todas formas casi nada del desayuno te gustaba. Te pedí pollo.

Donghyuck exhala en rendición, toma su plato. Y tiene que tragarse su orgullo antes de responder.

—...Gracias.

Mark tiene esos ojos amables recorriendo la apariencia de Donghyuck. Puede ver brevemente al menor volverse del rosa más pálido e inmediatamente bajar la cabeza. Mark está bañado, vestido y perfumado. Se había levantado tan pronto sonó su alarma y dio un recorrido por el hotel, evitó la mirada de Jisung en el camino y dejó que Donghyuck durmiera tanto como quisiera. Después de todo, el menor había estado horas nadando en el mar el día anterior. Mark solo lo estuvo observando.

—Sabes, el cronograma de Jaemin y Jeno para el día de hoy es muy divertido—comienza, leyendo el mensaje—Dime, ¿te gusta el kayak?

Mark pregunta pero sabe que la sonrisa de Donghyuck es un certero si. Por ello, no pasa mucho tiempo cuando se ven yendo a sí mismos a esa otra actividad paga de Jaemin. La dinámica es como cualquier otra. El transporte al sitio, la instrucción del remo y la muestra de la ruta. No es como si fuera una competencia con los demás turistas, pero Mark siente la presión de querer ganar.

—¿Tenemos que hacer 25km?—pregunta Donghyuck incrédulo—Mis brazos caerán antes de llegar.

Mark vuelve a mirar el mapa y es realmente fácil el camino. Solo es seguir el descenso del río en todo momento, no tendrían porque tener muchos obstáculos. Saca su móvil y toma una ultima foto de la ruta antes de avanzar.

—Nos irá bien, nos tengo fe.

Donghyuck bufa.

—¿Sabes que no es una competencia verdad? Es decir, aun si llegamos de primeros no nos darán nada.

Mark mira a Donghyuck sostener su remo y avanzar un paso adelante cuando la fila para tomar su canoa se mueve.

—Yo no, yo no he dicho nada de querer ganar...

—Oh por dios, Mark. Lo puedo ver en tus ojos. Es la misma mirada que tenías antes de un examen, enfocada y sin pensar dos veces en dejarnos si tenías que ir a estudiar.

Pronto el calor comienza a crecer desde el cuello del mayor, intensificándose en un rojo brillante hasta sus orejas. Podía admitir que su mayor defecto era el ser competitivo que habitaba en él, pero como lo viera era también su mayor virtud. Gracias a eso había alcanzado mucha de sus metas, no se sentiría mal por ello.

—Está bien, tienes razón. No haré de esto una competencia. Tú puedes tener el mando del kayak.

Donghyuck alza las cejas, liberando esa sonrisa de come mierda que le decía que no le creía nada. Aun así quería ver que tanto aguantaba.

—Y no te podrás quejar si nos rebasan.

Las manos siempre tranquilas de Mark pronto se ven atrapadas bajo sus propios brazos. Asintiendo casi obligado.

Viaje para DOS | Markhyuck Donde viven las historias. Descúbrelo ahora