01

3.8K 216 41
                                    

Jenn Lwanz

11:11

Las muchas miradas que recibía al bailar ninguna hacía la diferencia. Todas ellas de tipos pervertidos que venían a ese lugar para saciar sus más bajos instintos.

Mis caderas se movían a la par con la música que resonaba en aquel pub, donde mi cuerpo subía y bajaba.

Sentir el tubo de metal tener contacto con mi piel semi desnuda me generaba escalofríos.

Por un momento me detuve a pensar qué ¿diablos hacía en ese lugar? Pero de inmediato recordé que era mi trabajo estar allí.

Tan perdida en mis pensamientos estaba que no me di cuenta en qué momento la música que era acompañada con mi danza dejó de sonar.

Para mí fue un alivio, mi ronda había terminado, pero la noche no daba fin y eso quería decir que en pocos minutos tendría que subir a ese escenario que tanto repugno me daba.

Cambiar mi vestuario no era una dificultad para mi, la poca tela que tenía empezó a tocar cada extremidad de mi cuerpo.

No me incomodan solo me avergonzaba el hecho de tener que lidiar con esa mierda de trabajo para al menos probar un bocado de comida.

—Es tu turno —La chica peli café salió del escenario, indicando que era mi turno.

—¿Cuántos tipos? —Terminé de retocar mi maquillaje.

—Alrededor de 45, han empezado a subastar chicas así que ten cuidado —Inicia a desvestirse y ponerse un "nuevo traje"

—Espero que no me subasten esta noche...

Así manejaban las cosas en ese lugar, algunos días subastaban a chicas por más dinero, era un martirio estar ahí, tener sexo con personas desconocidas no me gustaba la idea.

Salí del camerino dejando a Mía junto a otras chicas que estaban terminando de arreglarse que próximamente su turno llegaría.

Esta persona anteriormente nombrada era una de las muchas personas que trabajaban como prostituta, pero no era igual al resto de chicas, ella era mi amiga. Significaba mucho para mí.

Al verme el público vitoreó, inicié con movimientos lentos, luego subí la velocidad. La mayoría de personas tiraban dinero, ese era mi método de pago para atenderlos de la mejor manera.

El rol que ocupaba esa noche fue de "Sexy bunny" las personas en ese lugar pagaban mejor cuando las chicas no llevaban antifaces pero yo siempre me negué, nunca quise que descubrieran mi identidad, por qué me avergonzaba que se enterasen de cuál era realmente mi empleo.

—¡Te quiero en mi cama pequeña conejita!

-—¡Se ve que sabes dar sentones, deberías darme unos en mi gran pene!

Comentarias así recibía todos los días, estaba cansada de eso.

Una voz interrumpió mi baile, era Jack el duelo del lugar.

—Están disfrutando la vista ¿no?, les tengo una propuesta aún mejor, mañana esta pequeña será subastada para uno de ustedes, ¡les prometo que ella es muy buena en la cama! —Jack dio unas palmaditas en mi trasero.

A los lejos pude ver una mirada resplandece dura, unos ojos cafés, esos ojos me estaban comiendo viva.

Podía apreciar que se encontraba fumando.

En las varias rondas que tenía esa noche vi los mismos ojos, no cambiaron de lugar, era como si lo estuviera haciendo a propósito.

Pero en mi última parte vi que no solo eran un par de ojos, eran más... Esto inicialmente me parecía extraño, no podía ver los rostros de las personas que tanto me miraban.

𝘾𝙖𝙣 𝙮𝙤𝙪 𝙧𝙚𝙢𝙚𝙢𝙗𝙚𝙧...? | Bill KaulitzDonde viven las historias. Descúbrelo ahora